Es comparado frecuentemente con Gutenberg, el inventor de la imprenta, aunque su nombre todavía resulta desconocido para el gran público. Se llama Tim Berners-Lee y es considerado uno de los científicos o tecnólogos vivos más influyentes del planeta. Y es que su criatura, la web, ha cambiado para siempre nuestra forma de comunicarnos y de acceder a la información, rompiendo barreras geográficas y temporales y haciendo del mundo un lugar interconectado. Los orígenes se remontan al año 1980, con el desarrollo de un programa que le permitía almacenar y organizar información. En principio lo concibió como una utilidad personal, pero posteriormente pensó que podría ser de gran ayuda para que todo el mundo compartiese sus conocimientos y para trabajar en equipo de manera más eficaz. ¡Era el año 1990 y comenzaba a tejerse la gran telaraña mundial!

La web es un regalo al mundo de un físico que renunció a la que podría haber sido la más multimillonaria de las patentes. Tim Berners-Lee estaba convencido de que la única estrategia posible para garantizar el acceso universal a la información era disponer de un sistema gratuito. El auténtico filántropo de la era digital ha sido objeto de numerosos reconocimientos, entre los que se encuentran el premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica 2002, el premio de Tecnología del Milenio 2004 o el título de «Sir» del Imperio británico en el año 2004. En la actualidad investiga en el MIT, desde donde dirige el consorcio W3C, que vela por «una web libre y abierta para todos» y desarrolla los estándares con el objetivo de «llevar a la web a su máximo potencial». En el Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT nos recibe el «Señor de la Red».

-¿Qué lo llevó a decantarse por la licenciatura en Física?

-En la educación preuniversitaria, las Matemáticas era mi asignatura favorita, pero al mismo tiempo estaba también muy interesado en la electrónica. Así que pensé que la Física podría ser una solución de compromiso, un intermedio entre ambas. Posteriormente descubrí que la Física era algo diferente, con entidad propia. La Física es algo especial y estoy feliz de haberme decantado por ese camino. No me convirtió en un matemático ni me permitió dedicarme a la electrónica. Pero me permitió aprender a pensar y a razonar, a descubrir las relaciones entre los mundos microscópico y macroscópico. Resulta muy interesante la relación existente entre las reglas microscópicas que gobiernan el mundo atómico y molecular y el comportamiento macroscópico resultante de átomos y moléculas actuando conjuntamente como un colectivo. Algo similar ocurre en el mundo de internet. Los ordenadores individuales serían el análogo del mundo microscópico, interaccionando entre ellos a través de la red y condicionando el comportamiento de la web como un todo. El estudio de estas interacciones entre los diferentes nodos de la red es el objetivo de lo que ahora denominamos «ciencia de la web».

-¿Cómo surgió la web?

-La web surgió como un acto de desesperación. Yo trabaja en el CERN como informático. Allí llegaban científicos de todas los países, con datos en diferentes formatos, con diferentes ordenadores, diferentes sistemas operativos; aquello era un caos. Así que pensé que era necesario diseñar un espacio de trabajo colaborativo que facilitase el flujo de información. Con anterioridad había diseñado el programa «Enquire», que permitía establecer vínculos entre ficheros. «Enquire» era un programa para uso propio, pero pensé que era mi obligación mostrarlo y compartirlo con el mundo. Propuse entonces un proyecto de hipertexto global, que se hizo realidad en diciembre de 1990. Este primer prototipo consistió en una única página web y un navegador, ambos localizados en mi ordenador. Un montaje sencillo servía de germen para un bonito sueño: la posibilidad de compartir información entre dos personas cualesquiera del planeta.

-¡Y el germen funcionó! Hoy hay millones de páginas web expandidas por todo el planeta. ¿A qué se debe el éxito y la expansión sin precedentes de la web?

-La universalidad es el postulado básico que garantiza la utilidad y crecimiento de un sistema. En el caso de la web, esto significa que se ha de poder introducir y consultar cualquier dato desde cualquier ordenador o dispositivo, vía cable o inalámbricamente. Se deben poder establecer enlaces a cualquier página y desde cualquier página. Además, la web debe ser accesible para personas discapacitadas. La descentralización es otra clave del éxito. La red se extendió con suma rapidez porque estaba descentralizada. Nadie ejercía un control sobre la misma, cualquier persona podía crear una página web y alojarla en un servidor, sin solicitar ningún tipo de permiso ni necesitar la aprobación de una autoridad central. Crucial fue también la creación de estándares abiertos y libres de «royalties». Esto es un catalizador para la innovación en general, pero especialmente para los países subdesarrollados, que no tienen dinero para pagar las licencias. Muchos entusiastas en todo el planeta vieron la web como una oportunidad, porque en principio cualquier persona partía en igualdad de condiciones. El hecho de que la red sea un espacio abierto supone un gran atractivo. Se ha convertido así en un canal de comunicaciones permanente a través del mundo.

-Y después de la web 1.0, en la que mayoría de los usuarios eran meros observadores, llegó la web 2.0, en la que el usuario pasó a ser un protagonista activo.

-Nunca hemos liberado una versión 2.0 como tal, pero Tim O'Reilly introdujo este término en una conferencia y ahora se utiliza para hacer referencia a este tipo de webs dinámicas, con herramientas mediante las cuales el usuario puede fácilmente introducir contenidos. Esto le confiere un valor adicional a la web. En esta categoría estarían, por ejemplo, los blogs y las redes sociales. Característicos a estos sistemas son también los filtrados colaborativos, que llegaron antes de que apareciese la etiqueta de web 2.0. Un filtrado colaborativo es un sistema en el que, por el mero hecho de pertenecer a una red o sitio web, detecta los gustos o tendencias de tus amigos o personas afines. Basándose en esa información es capaz de predecir tus gustos sociales y efectuar acertadas recomendaciones. Éstas son algunas características de la web 2.0.

-¿Qué le parecen espacios colaborativos como Wikipedia, que también encuentran cabida en el concepto de web 2.0?

-Creo que nos sorprendieron gratamente a todos. Alguien diseñó un día la idea de una wiki, un lugar en el que todo el mundo pudiese editar los contenidos. Se plantearon lo siguiente: «Ok, nosotros tenemos la responsabilidad del diseño de la web y toda la parte técnica, que garantice que funcione y esté operativa. Los contenidos son tu responsabilidad, sólo te pedimos que seas respetuoso». Y funcionó. Años atrás, ¿quién se hubiese imaginado que una wiki podría haber funcionado? No creo que a ningún inversor se le hubiese pasado por la cabeza apostar por uno de estos sitios. Hubo experiencias que fracasaron, pero la iniciativa Wikipedia, una plataforma totalmente abierta, logró convertirse en una enciclopedia de referencia en la que puedes encontrar casi todo. Demuestra el poder y la superioridad del colectivo sobre el individuo.

-La web semántica o de los datos vinculados, pieza esencial de la denominada web 3.0, promete otra gran revolución.

-Efectivamente, su potencial es enorme. En adición a la clásica web de «documentos», estamos desarrollando las tecnologías necesarias para soportar una web de «datos», esto es, una web con un formato que pueda ser entendido y procesado por las máquinas. Entre estos datos se establecen vínculos, por eso hablamos de «datos vinculados». La web semántica nos permitirá que, por ejemplo, las máquinas puedan procesar automáticamente informaciones financieras, adquiriendo y cruzando datos desde diferentes máquinas en la web. En los últimos años estuve hablando con diferentes gobiernos sobre la importancia de volcar «datos» y no sólo «documentos» a la red. Si usted tiene un documento en la web en formato PDF, puede leerlo y ser muy útil para usted, pero no para la máquina. Es una pérdida de oportunidades, pues la máquina nos podría ayudar a procesar la información si usamos un formato adecuado como el RDF (siglas inglesas de «infraestructura para la descripción de recursos»). Algunos gobiernos, entre los que se encuentran el británico y estadounidense, han comenzado a volcar datos a la web durante los dos últimos años. Los «datos vinculados» son la capa básica de la web semántica, que añadirá mucha más potencia y funcionalidad a la web. Al dotar a la web de más significado o semántica -de la capacidad de entender sus contenidos- nos podrá facilitar la búsqueda de información, que en ocasiones se convierte en una tarea ardua y compleja. Puede también desempeñar un papel fundamental en la investigación científica, especialmente en campos como la medicina, dada la enorme cantidad de datos que hay que manejar. Conforme aumenta el tamaño de la web, se hace más necesaria la intervención de las máquinas -cada vez más rápidas e inteligentes- para que nos ayuden a tratar la ingente cantidad de información.

-La tecnología web ya no se limita exclusivamente al ordenador convencional. ¿Puede hablarnos un poco de la «plataforma web abierta» en la que también están trabajando?

-Queremos hacer la web accesible en cualquier lugar, a cualquier hora y desde cualquier dispositivo. Así podríamos resumir uno de los grandes objetivos de nuestra «plataforma web abierta». Esto incluye acceso desde teléfonos móviles y otros dispositivos portátiles. También queremos incorporar la tecnología web a la electrónica de consumo, televisión interactiva e incluso automóviles. Y, por supuesto, también pensamos en hacer accesible la web a las personas discapacitadas. Precisamente, el próximo día 27, el consorcio W3C estará representado en Barcelona, en el congreso mundial de dispositivos móviles, para mostrar algunos de estos avances, que pueden seguirse a través de www.w3.org.

-Un 80% de la población mundial no tiene acceso a la web. ¿Podemos reducir esta enorme brecha digital?

-Creo que podemos y debemos. Antes de la era de la información, las grandes diferencias en la población mundial estaban en el acceso al agua potable o a la sanidad. Ahora, la diferencia entre pertenecer a ese 20% que tiene acceso a la web o no pertenecer es enorme. Cuanto más avanzada es una tecnología, más grande es la brecha o pérdida de oportunidades para los que no tienen acceso a la misma. La «plataforma web abierta» nos puede ayudar a reducir la brecha digital, al permitirnos acceder a la web desde diferentes dispositivos. Específicamente también tenemos una Fundación, la World Wide Web Foundation, que promueve iniciativas para que ese 80% se pueda incorporar a la telaraña.

-Un dispositivo de acceso muy socorrido en los países subdesarrollados es el teléfono móvil, que hace las veces de ordenador.

-Desde hace unos años promovemos la denominada «iniciativa web móvil», que trata de garantizar el acceso a la web desde estos dispositivos, sin perder funcionalidad. Queremos que el usuario de un celular pueda disfrutar de sonido, vídeo, hipertexto, etcétera. Hemos prestado especial atención a los países subdesarrollados. Nuestra estrategia es enseñar a los emprendedores de estos lugares a desarrollar aplicaciones web que puedan ser ejecutadas en teléfonos móviles; pero queremos que esas aplicaciones también puedan servir para introducir datos y no sólo visualizarlos, para que así los países en vías de desarrollo puedan pasar a ser parte activa de la comunidad web.

-En su libro «Tejiendo la red», del año 1999, mostraba su preocupación por la potenciales amenazas a las que está expuesta la web.

-Sí, algunas personas han comenzado a erosionar los postulados básicos de universalidad de la web. El peligro comienza cuando algunas empresas que venden ordenadores o software empiezan a limitar el acceso a determinados sitios de la red. Podemos pensar que si alguien nos regala un navegador web, o tiempo gratuito de acceso a internet, tiene derecho a dirigir nuestra navegación e impedir el acceso a determinadas páginas web, como las de sus competidores. Esto ya está empezando a ocurrir y no lo debemos permitir. Es muy importante garantizar el derecho de cada cual a acceder libremente a la información. Hay que encontrar soluciones de compromiso entre los servicios gratuitos proporcionados por empresas y el respeto de la libertad de acceso de los individuos. De lo contrario, la red podría fragmentarse en múltiple islas y nos iríamos alejando del concepto inicial de espacio de información único y universal.

-Los estándares no abiertos, como el sistema iTunes patentado por Apple, también podrían fragmentar la web.

-El problema viene cuando las aplicaciones no están concebidas como aplicaciones web. Se convierten entonces en sistemas centralizados y cerrados, que nos aíslan del resto de la web. Hay quien considera maravillosos estos mundos cerrados, porque son de uso sencillo y aparentemente nos dan lo que les pedimos. Pero la experiencia nos dice que estos «jardines vallados», por muy agradables que sean, nunca pueden competir en diversidad y riqueza con el palpitante mundo de una web abierta y universal.

-Nos gustaría conocer la opinión del inventor de la web sobre el futuro del libro y de la prensa. ¿Tiene el papel los días contados?

-Ya es una realidad que las tecnologías on-line están reemplazando al libro tradicional y a la prensa impresa, en cierta extensión. Y creo que lo seguirán haciendo. La edición digital de los periódicos supone un gran atractivo y es un duro competidor para la edición impresa, pues te permite leer la información totalmente actualizada, sin tener que esperar al día siguiente. Por lo que respecta a los libros, éstos ocupan espacio y, si quieres desplazarte o viajar, tienes que cargar con ellos. Con un lector electrónico se solucionan estos problemas de almacenamiento y transporte. Dicho esto, también quiero señalar que no creo que el papel desaparezca completamente. Siempre habrá cosas que nos guste leerlas en formato papel. A mí siempre me ha gustado y me sigue gustando leer libros impresos, por lo que no me gustaría que el papel desapareciese. Pero creo que ya no volveremos a ver la librería de antaño. Me gustaría comentar que también hay personas que me muestran su inquietud por los soportes musicales. Los discos y las cintas de vinilo han desparecido y al CD lo está desplazando el mundo on-line muy rápidamente. La web también absorberá el blu-ray, que a su vez desplaza al DVD. Así es la tecnología. Con la digitalización de los libros, la música y el cine podemos echar de menos espacios clásicos como la librería o la biblioteca. Pero en contrapartida, las próximas generaciones podrán acceder a la web y encontrar cualquier libro, cualquier tipo de música o cualquier película. Eso supondrá una fascinante y poderosa experiencia cultural y de aprendizaje. Volviendo a la prensa, el mundo on-line ofrece nuevas oportunidades. Creo que la web no sólo acogerá a los periódicos que migren desde el papel, sino a nuevos periódicos y se inventarán nuevas estructuras de periódico completamente novedosas.

-Una web abierta y libre tiene muchas ventajas, pero también algunos inconvenientes, como la veracidad o fiabilidad de la información.

-La web es una red de personas, no de ordenadores. Detrás de cada página web, de cada blog o comentario en un blog, hay una persona u organización, en los que uno puede depositar su confianza en base a diferentes criterios, no sólo los tecnológicos. Como en la vida real, en la web hay que ganarse la credibilidad. Creo que es muy importante que sigan existiendo revistas y periódicos profesionales en el mundo on-line. Cada uno de ellos tiene asociado un nombre y credibilidad y por ello, en mayor o menor medida, valida la información allí volcada. En el plano técnico, se está empezando a desarrollar tecnología para ayudarnos a establecer la procedencia de las fuentes de información.

-¿Tiene en mente algunos otros grandes desafíos para la web que no hayamos mencionado?

-Uno de los grandes desafíos, al que ya hemos hecho alusión, sigue siendo velar por mantener intactos los principios rectores de la red, ya no sólo para preservar lo que hemos conseguido, sino también para aprovecharnos de los grandes avances que todavía nos aguardan. Las grandes empresas y los gobiernos son nuestras principales preocupaciones. Si una empresa se hace con el monopolio de la web, por bien que lo haga, estaremos a merced de la misma. Además, la monopolización frena la innovación. Por otra parte, algunos gobiernos espían a sus usuarios o prohíben el acceso a determinadas páginas web. Esto no es bueno, incluso para los propios gobiernos. La web resulta crucial para la revolución digital, pero también para mantener la prosperidad y libertad de nuestra sociedad.

-¿Alguna vez se para a pensar que con la web ha cambiado el mundo?

-No, sólo lo pienso en ocasiones como ésta, cuando me lo preguntan. Y llego a la conclusión de que la web es una obra colectiva. La web no es sólo una tecnología, es la suma de las páginas y contenidos introducidos por millones de usuarios y es lo que la hace grande.