El hombre-hombre es tan solo un recuerdo. El macho se ha desgastado, hasta tal punto, que ha perdido toda la popularidad. Señoras, señores, señoritas y señoritos, el «sexo fuerte» no está de moda. Y es así porque sí. Basta echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta que, hoy, lo que se lleva, es el hombre afectivo, expresivo, vulnerable y, lo más chocante de todo, muy preocupado por su aspecto físico. De hecho, son muchos los que se someten dócilmente a largas sesiones de tinte y extensiones en el pelo, pedicura, manicura, limpiezas de cutis, depilación de piernas, brazos y tórax? Además, utilizan parches, implantes, cremas nutritivas, hidratantes y de contorno de ojos, sprays, geles, ceras, espumas? Y si todo este follón no es suficiente, se someten a sesiones de láser, infiltraciones de sustancias, incluso de la propia grasa, y cuando esto ya no surte efecto, optan por visitar el quirófano para someterse a una liposucción, blefaroplastia, abdominoplastia, lifting facial?. Pero el tema va más allá del rejuvenecimiento y corrección de defectos de estas regiones de cara y cuerpo. Aunque les parezca extraño, hoy, lo último de lo último, lo más chic es la «cirugía íntima masculina» ¿Que nunca han oído hablar de ella? Pues vayan poniéndose al día, porque según los cirujanos plásticos serán intervenciones cada vez más frecuentes en los próximos años. Y se llevan a cabo, aunque cueste creerlo, en el aparato genital: implantes testiculares, reducciones escrotales y aumento y engrosamiento del pene, con el único fin, señoras y señores, de estar más sexy?, mejor dotado?, funcionar super?, super? ¡Buaff..!

Y, para ello, utilizan lo que haga falta ¿Qué no les llega con la cirugía? Pues no importa, porque para eso está la Viagra, Cialis y Levitre, fármacos que si, hasta hace unos meses, eran consumidos por hombres de cuarenta y tantos años o más con disfunción eréctil, ahora se usan a cualquier edad, sin control médico, con el único fin de potenciar las relaciones sexuales. Pero, claro, debemos tener muy presente que esto tiene sus riesgos. De hecho, los expertos en la materia hablan de un aumento en la incidencia de infartos de miocardio en todos aquellos que pretenden ser superhombres.

La verdad es que se ponen los pelos de punta viendo en la que se están metiendo, ellos, ¡pobrecillos, tan frágiles! Por eso, ¿podrá la biología masculina, tan flojita, afrontar por sí sola tanta sobrecarga?