Al periodista y guionista Jorge Díaz (Alicante, 1962) le fascinó la aventura de los anarquistas Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti, que, junto con otros camaradas anarcosindicalistas, se fueron a América en 1924 para atracar bancos y financiar atentados con los que cambiar la historia. Y decidió embarcarse en una novela sobre ellos. Así nació «La justicia de los errantes» (Plaza & Janés). Primero se llamaron los Solidarios, luego los Errantes. La obra de Díaz, más centrada en Ascaso que en Durruti, rescata hechos históricos como el asesinato del arzobispo de Zaragoza o el atraco a la sucursal del Banco de España en Gijón, el más importante de la historia de nuestro país hasta ese momento. Que la novela tenga ritmo vertiginoso y acumule escenas que se «ven» con nitidez admirable no es extrañar si tenemos en cuenta que Díaz es uno de los creadores y coordinador de guiones de la serie «Hospital Central». Tras su estimulante debut como novelista con «Los números del elefante», Díaz construye un libro que es todo un ejemplo de narración pura y dura.

-¿De dónde nace el interés por los protagonistas de los Errantes?

-La figura de Durruti es completamente seductora y el olvido que se produce durante el franquismo sólo sirve para que después aparezca con más fuerza, un obrero mecánico que abandona las herramientas de su oficio para combatir con las armas a los pistoleros de la patronal, una especie de gigante de una simpatía desbordante, un hombre del que llegaron a hacerse coplas que avisaban de que llegaría a rescatar a los trabajadores oprimidos? Es una figura que difícilmente se olvida cuando se conoce. Evidentemente, todo sobre él es una exageración y hay que conocer al verdadero Buenaventura Durruti. Si a esto le añadimos que hay un episodio oscuro de su vida, un año y medio que pasa atracando bancos por Sudamérica con su compañero Francisco Ascaso, la historia se presenta muy atractiva y merece la pena ser contada?

-¿De haber nacido en EE UU serían tan famosos como Sundance Kid o Butch Cassidy («Dos hombres y un destino») por alguna película?

-Yo no tengo ninguna duda, héroes populares, justicieros? Quizá en España su componente político hace que aún haya pasado poco tiempo. Pero en su época fueron más famosos y más importantes que Sacco y Vanzetti. Sin duda, el cine ya se habría fijado en ellos.

-¿Qué relevancia le da al atraco del Banco de España en Gijón en 1923? ¿Cómo se documentó para narrarlo?

-En su momento fue el atraco más importante de la historia de España, casi seiscientas mil pesetas. Quizá, si cambiásemos esas pesetas a dinero actual, seguiría siendo el más cuantioso? Afortunadamente, Asturias tenía ya entonces una prensa muy potente y con gran número de cabeceras, sólo tuve que buscar en la hemeroteca los ejemplares de aquellos días. Además, Durruti había vivido en Asturias y era bien conocido por allí, al grupo de anarquistas que cometió el atraco se le llamó la banda de Durruti. El despliegue de prensa fue total?

-¿Idealizó a los personajes para hacerlos más heroicos o legendarios?

-Cuando alguien pasa algo más de un año de su vida investigando a unos personajes y escribiendo sobre ellos no puede evitar empatizar en algunos momentos y lograr que le caigan bien. Pero he intentado no olvidar que eran personajes violentos, ellos mismos se autocalificaban como «los mayores terroristas de la clase obrera». He procurado no olvidarlo y no convertirlos en unos ángeles que distaban de ser.

-¿Qué haría Durruti si viviera en este mundo en crisis?

-Imposible de saber? España ha cambiado tanto que es imposible predecirlo. ¿Sería indignado, habría acabado un máster? A mí, cualquier cosa que me dijeran me resultaría creíble. Quiero pensar que sería, como entonces, un líder obrero, pero que hubiera renunciado a la violencia.

-¿Cuál es el mayor reproche que les haría por sus acciones?

-No creo que haya que juzgar moralmente comportamientos de unas épocas en otras. Yo les reprocharía la violencia, pero probablemente no tenían otra forma de luchar en un mundo violento. El anarquismo de entonces combatía en una sociedad muy injusta y ellos se regían por las normas de esa sociedad. Fue lo que pasó y yo he intentado reflejarlo de la mejor manera posible en mi novela.

-¿De qué forma influye su oficio de guionista en su trabajo como novelista?

-Los guiones te dan unas herramientas muy concretas para el trabajo de escritura, una estructura muy definida y muy trabajada, unos diálogos muy ágiles... Tienes que contar la historia en diálogos y acciones, buscar imágenes que te hablen de los personajes... Sin embargo, no tienes espacio para descripciones o para contar lo que pasa dentro de la cabeza de los protagonistas. Cuando los guionistas nos ponemos a escribir tenemos que intentar quedarnos con lo bueno de cada especialidad. Aprovecharnos de nuestra experiencia en manejar estructuras complejas y multitramas, pero, a la vez, ejercitarnos en el estilo narrativo. Es complicado, pero la respuesta a la pregunta es clara, influye y mucho ser guionista a la hora de escribir una novela. Y, como soy optimista, quiero creer que para bien. Quiero creer que el lector actual está muy cercano a los medios audiovisuales y los guionistas podemos hacer ese acercamiento entre la literatura clásica y las nuevas maneras de contar historias que mantendrán la novela en un perfecto estado de salud...