Vivimos tiempos de crisis. Sólo se habla de ello. El horizonte que se percibe está muy negro. Existe una sensación generalizada de hundimiento que nos está haciendo muy infelices. Y como las cosas parece que van para largo, necesitamos nuevas estrategias para hacer más llevadera nuestra existencia. Y todo porque, a nuestro alrededor, pasan cosas que no entendemos. Sin embargo, sí tenemos muy claro lo que están significando para nosotros las medidas de austeridad que nos imponen: bajadas de sueldo, pérdida del empleo, subidas de impuestos... Y en una situación como la que tenemos, con el alto índice de desempleo que existe, ¿se puede alcanzar un cierto grado de felicidad?

Pues parece ser que sí. Al menos, eso es lo que reflejan las encuestas que se han llevado a cabo, en los últimos años, sobre temas relacionados con la satisfacción con la propia vida. Los resultados son muchos y variados. El economista Sachs, por ejemplo, ha recopilado datos, y dice que una sociedad no se vuelve más feliz al hacerse más rica. Son muchas las razones, pero una de ellas es que las personas tienden a medir su felicidad material en comparación con el nivel adquisitivo de sus vecinos; o sea, que no es el nivel de ingresos lo que importa sino la posición de uno respecto a la de otros Ahora bien, ¿se puede vivir sin comparar?

Pues bien, según los expertos, tenemos que intentarlo. Si no cambiamos esa actitud mental, nos volveremos locos. Hemos pasado mucho tiempo obsesionados con el dinero y nos hemos rodeado de un sinfín de bienes y artilugios materiales. Pero eso se ha terminado. O sea, que debemos tener la sabiduría necesaria para liberarnos de la envidia; siempre existirá alguien con mejor status social, con un coche más potente o una casa mejor? Además, tenemos que experimentar un cambio de actitud ante la vida y reflexionar a fondo acerca de otras prioridades mucho más importantes tales como la salud, las amistades, las relaciones familiares, los valores, la libertad individual? ¿Difícil? Puede que sí. Pero no nos queda otro remedio.

Desde luego, a la vista de los hechos, necesitamos un cambio radical y ampliar el horizonte. Si lo que hemos hecho hasta ahora no funciona, tenemos que hacer otra cosa. Seguir con las mismas pautas traerá idéntico resultado. Y nuestra sociedad, en estos momentos, es el resultado de una forma de pensar arcaica, obsoleta, mediocre y nada realista.