-¿Niños de padres separados que llegan al psicólogo?

-Muchos. Las consultas están llenas.

-¿Síntomas con los que llegan?

-Muy variados. Mal rendimiento académico, conductas disociales, fobias y ansiedades, maduración tardía... Todos consecuencias del bloqueo emocional por una situación que les supera.

-¿Y quién los lleva a consulta?

-Depende. A veces van los dos, padre y madre, unidos para la ocasión, pero en la inmensa mayoría de los casos pedirles que estructuren un ambiente familiar desestructurado no sirve de nada.

José Luis Besteiro González es doctor en Psicología, especialista en Psicología Clínica, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo y de la Escuela de Magisterio Padre Ossó y pasa consulta en el Centro Médico.

-¿La custodia compartida reduce los riesgos del menor?

-Toda ruptura es para los hijos menores un drama, hay que partir de esa base, porque el niño no entiende lo que sucede.

-Si se le explica bien?

-Los padres no explican nada, no nos engañemos. Y como psicólogo conozco a muy pocas parejas que sean capaces de romper civilizadamente porque aquí entran en juego sentimientos primarios, muy básicos. Por otro lado, no confundamos entender con sentir. En ocasiones el niño saca como conclusión que «papá se va de casa porque papá es malo». Ya no es sólo lo que el niño tiene que oír de boca de su madre o de su padre respecto al otro progenitor, es que el 80% de la comunicación es no verbal, pero llega, y de qué forma.

-Pero hay muchos padres que quieren hacer las cosas bien con respecto a sus hijos.

-Sí, pero la custodia compartida no soluciona el problema desde el punto de vista psicológico. Yo creo que el niño tiene que tener una casa y no dos, y un padre y una madre, y no cuatro papás, porque esa referencia binaria de padre y madre le va a aportar seguridad y el mejor ámbito de aprendizaje.

-¿Cuál es la peor edad para afrontar una separación de los padres?

-Una ruptura siempre llega a los hijos en un mal momento. Desde bebés aprendemos por observación, especialmente la violencia. Está demostrado que el niño recibe información emocional desde el primer minuto de vida. El niño, a cualquier edad, va a experimentar una sensación de pérdida, y no tiene recursos psicológicos para afrontarla. Muchos van más allá de esa desorientación, y es que se sienten culpables de lo que les pasa a sus padres.

-Y eso ¿por qué?

-Porque vivimos en una sociedad en la que se introduce muy fácilmente el concepto de culpa en los niños. Hacen algo mal y se les grita: «¿Lo ves? Es culpa tuya», en vez de facilitarles el camino para mejorar y explicarles en qué fallaron. En muchos matrimonios con problemas serios de convivencia los niños, además, son utilizados como arma arrojadiza. Y ya sabemos que la violencia implica siempre violencia.

-Más de cien mil divorcios y separaciones todos los años en España. ¿Qué le sugiere la cifra?

-Vivimos una época de relativización de valores, y nos hemos creído que cualquier situación humana es renegociable. La familia tradicional está en peligro.