Lo primero que conoció a fondo Darío Rodríguez del Amo fue el negocio comercial de su padre, en Trevías, concejo del Valdés, y después de pasar por los estudios de Pedagogía y la docencia en la Escuela de Magisterio de Oviedo, su vida retornó a diferentes actividades empresariales. Desde hace unos años es presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio del Principado de Asturias y ahora dicta sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA, que se publican en esta primera parte y en otras dos: mañana, lunes, y el martes.

Tras emigrar a Cuba y después a Estados Unidos -donde fue representante comercial de firmas españolas-, el padre de Darío Rodríguez del Amo, Luciano Rodríguez, retorna a su concejo natal y en Trevías funda el comercio El Sol, "que era conocido como "casa del hueso", porque mi padre era una persona muy seria". La vida de su familia y la suya propia se organizan en torno a ese negocio, pero la muerte se lleva a su madre y a su padre cuando Darío contaba, respectivamente, 12 y 15 años.

Esa circunstancia le obliga a hacerse cargo del comercio en tiempos en los que descendía la actividad de las ferias y mercados, razón por la que idea crear rutas de venta de sus mercancías por los pueblos. La actividad comercial será satisfactoria bajo esas condiciones y a los 20 años, "guiado por inquietudes religiosas", Darío Rodríguez del Amo decide trasladarse a Salamanca para realizar los estudios eclesiásticos. Cursa el Bachillerato de Humanidades y Filosofía, después de lo cual se traslada a Madrid para continuar con los estudios de Teología en el Colegio Mayor Hispanoamericano. Pero surge entonces la contrariedad de que "el obispo Casimiro Morcillo decide cerrar aquel colegio por ser aperturista", un hecho que "me produce un gran desencanto". Rodríguez del Amo reconduce sus estudios a la carrera de Pedagogía, que cursa en la Universidad Pontificia de Salamanca.

Tras una etapa de trabajo en Aroche, Huelva, obtiene el ingreso en la Escuela de Magisterio de Oviedo, donde será profesor de Teoría de la Educación y Didáctica, así como jefe de estudios y director. Durante el desempeño de esta última función, "intentamos que Magisterio fuera facultad, es decir, que tuviera el más alto rango universitario, porque la escuela es la base de la sociedad". Sin embargo, las siguiente legislaciones universitarias "no nos trajeron eso, sino todo lo contrario".

Hace unos treinta años, "siendo profesor, sufrí unas fiebres de Malta que casi me llevan a la tumba y fue entonces cuando pensé qué sería de mis hijos, y decidí dedicarme también a la empresa". Interviene entonces en la actividad cooperativa de promoción de vivienda y en otros negocios como el de las gasolineras.