Patricia Viesca, de 34 años, nació en Sirviella. Estudió Ciencias Políticas en Madrid y ahora está estudiando Sociología a distancia. Vive en Bobia de Abajo con su marido y sus dos hijas pequeñas. Hasta noviembre pasado regentó un librería en Benia, la capital del concejo de Onís. Fue una de las promotoras en el Oriente del proyecto “Asturias, capital mundial de la poesía”, que está desarrollando Graciano García, director emérito de la Fundación Princesa. Las inquietudes culturales de Patricia la llevaron a impulsar un club de lectura en Onís y a promover el concurso de poesía Memorial Francisco de la Vega, financiado por el Ayuntamiento de Onís y que va ya por su cuarta edición.

LA CULTURA EN EL MEDIO RURAL. “La cultura es un derecho fundamental, importantísimo para el desarrollo del ser humano, pero creo que está olvidada por completo en las políticas públicas. Las políticas culturales son muy importantes, pero igual no son cortoplacistas, no son partidistas. Es muy importante que los críos que vivan en el medio rural se desarrollen en un entorno donde haya actos culturales. Porque cuando crezcan van a salir un concierto, a una exposición. O se lanzarán a escribir. Todos podemos escribir y todos podemos pintar. Eso no es patrimonio de una élite. No es que en las grandes ciudades sean más listos que en los pueblos, no. Todos podemos hacerlo y creo que es importante que se nos dé la oportunidad y que eso se ponga en valor. Por eso es importante lo que se está haciendo, por ejemplo, con el proyecto “Asturias capital mundial de la poesía”. La poesía es un género literario que está muy olvidado. Pero creo que eso también es problema de los planes educativos. Cuando yo iba al instituto me ponían a leer a medir estrofas. Salvo que vayas a estudiar Filología, menudu aburrimientu. Yo empecé a leer poesía en la carrera. Parece que la poesía tiene que ser como para una élite, que sólo la entiende una élite y que el resto de los mortales no entendemos la poesía. Es algo que ocurre también con otras disciplinas. Con las artes plásticas, igual. Parece que en los pueblos no entendemos los cuadros o los poemas. En los pueblos o en Vallecas. Ya sabes a lo que me refiero”.

“En Onís, en relación a la cultura, es verdad que tenemos muchísima suerte porque cualquier cosa que le planteé a José Manuel (Abeledo, alcalde del concejo) él nos abrió las puertas, tanto para el club de lectura, que nos puso la biblioteca a nuestra disposición, como en el memorial Francisco de la Vega. En ese concurso, por ejemplo, se ve que la poesía también sirve para dar a conocer el concejo. En las últimas convocatorias se presentaron más de doscientas personas de más de diez nacionalidades. Pues ya todos saben dónde está Onís. Yo creo que las iniciativas culturales son, además, una buena forma de desestacionalizar el turismo. Los que acuden a esos actos culturales son gente muy interesada en esos temas y que además iba a gasta dinero en la zona”.

 LA CULTURA COMO RECURSO TURÍSTICO. “Sería una forma fantástica para que no sólo hubiera gente en verano porque creo que este modelo nos va a llevar a una turismofobia terrible. Yo creo que sí. Estoy convencida de que si no cambiamos el modelo turístico acabará pasando lo que está pasando en algunos barrios de las ciudades, que la gente odia al turista. Normal, porque no hay donde vivir. La gente prefiere alquilar sus casas o sus pisos a los turistas que a los que vienen a quedarse todo el año”.

DONDE LO TIENES TODO. “Yo quiero que mis hijas crezcan en Bobia. Lo tienen todo. Cuando tengan 18 años, si quieren marchar a estudiar, que se vayan como yo me fui a Madrid y en un vagón de metro había el triple de la gente que vivíamos en Sirviella. Y no me pasó nada. Si necesitamos ir a Oviedo para que mis hijas hagan cosas diferentes, lo tenemos a una hora. ¿Qué me falta aquí? Nada. Aquí salen, juegan, están con los críos y tengo un CRA (Colegio Rural Agrupado) que me parece un lujo, es un colegiu extraordinariu. Yo creo que no me falta nada para la crianza de mis hijas”.

LA CABRA Y EL PASO DE CEBRA. “El abandono de los pueblos es un problema sociocultural que viene del franquismo, con la industrialización y la necesidad de mano de obre. La gente se quiere marchar de los pueblos para trabajar en las ciudades porque allí sólo quedaba la gente que no valía para otra cosa. Se creía eso. Y se sigue pensando eso. Algunos siguen pensando que somos unos catetos. Pero mira, mientras estudiaba, en verano y Semana Santa, estaba trabajando de camarera en Poncebos, y venía gente de Madrid, veían una cabra y se volvían locos. Hacían cosas que yo voy con mis hijas a Madrid y no se asustan por cruzar un paso de cebra con coches. ¿Y estos son los que se siente superiores? Te estoy poniendo un ejemplu, para que me entiendas. Claro que no son superiores. Y que conste, que yo estudié en Madrid y que estoy enamorada de Madrid”.

VOLVER AL PUEBLU PARA SEGUIR EN LA CIUDAD. "Pero es verdad que algunos algunos tienen esa imagen anacrónica de los pueblos. Y en la pandemia se vió la importancia de estar en un pueblu. La importancia de la tribu. En un pueblo siempre hay gente alrededor que te apoya. En las ciudades estas en un edificio y no conoces a tu vecino. Así, ahora hay gente que se está planteando volver al pueblu. Pero haz vida de pueblu. Pero si tú vienes al pueblu y resulta que tou lo que compras lo compras por internet, llegándote tou el día correos exprés, o te molesta la cuadra que tienes al lado... No, guapu, la cuadra que tienes al lado leva aquí toda la vida. Si vienes al pueblu vas a tener una cuadra al lado. Y los gochos en el pueblo, toda la vida estuvieron allí. No pasa nada. Hay gente que viene a estar en el pueblu pero viviendo como viven en una ciudad".