Los datos demográficos de Ponga son tan desoladores que lo hermanan con algunos municipios del Occidente profundo y montañoso de Asturias, donde el desierto poblacional se extiende casi hasta hacerse comarca, una siberia de soledades. No parece Ponga situado en ese Oriente que chapotea muy turísticamente en la costa llanisca o riosellana, o que vive del circuito interior Cabrales-Cangas de Onís, saltando de la sombra del Urriellu a la de la Santina. Ponga está virtualmente trasplantado al Occidente. Tiene la densidad de población más baja de Asturias, el tercer índice de envejecimiento más alto, lo mismo que un indicador de masculinidad de récord, sinónimo de que estamos en un territorio de hombres solteros que envejecen y envejecen. Frente a este paisaje demográfico tan sombrío refulge en cambio el entorno privilegiado del concejo-bosque, que enamora a quien lo recorre. Sí, probablemente sea el verdadero paraíso dentro del Paraíso Natural.