Tino Roiz Junco, director financiero del grupo Junco. La saga empresarial de los Junco es la principal empleadora del concejo de Ribadedeva. Además de las cafeterías y del restaurante del área de servicio de El Peral, regentan la marca El Pindal, principal fabricante de las famosas corbatas de Unquera, un dulce que es más que un souvenir. Tiene una importancia capital en la economía local

"El año pasado, no siendo un año bueno del todo pues hasta mayo no se quitaron prácticamente las limitaciones de movilidad por la pandemia, hicimos 3,5 millones de unidades de corbatas de hojaldre. Más luego palmeras y otros productos que también hacemos. Pero tenemos años de fabricar hasta 3,8 millones de unidades".

(Habla Tino Roiz Junco, economista de 42 años, director financiero del grupo Junco, y miembro de una saga familiar de empresarios que iniciaron sus abuelos José Luis y Carmen y que hoy, con 70 empleados, y con la tercera generación al frente, se ha convertido en el principal empleador del concejo de Ribadedeva. Acaba de dar las cifras de uno de sus principales negocios: corbatas Pindal. Compraron el negocio en 1981 y hoy se han convertido en el principal productor de los cinco obradores que cada día hacen las corbatas en la vecina localidad cántabra de Unquera. Los Junco hacen tantos dulces que, a razón de los 15 centímetros que mide cada corbata, colocándolas una detrás de otra, podrían hacer una línea de hojaldre que llegase hasta Madrid. Roiz Junco explica por qué y cómo las corbatas se han convertido en un motor económico en la zona. Hay que estar en el lugar preciso en el momento correcto).

"Tú piensa que los finales de provincia siempre tuvieron una atracción. La gente tendía a parar en los finales de provincia. Por eso Unquera era un punto de parada obligatorio. Lo mismo pasaba, por ejemplo, en Saltacaballo, antes de entrar en el País Vasco. Ahora en Unquera hay cinco obradores y la corbata es un motor económico y de empleo, genera decenas de empleos. Tanto para Unquera como para Ribadedeva".

Tino Roiz Junco Julián Rus

"Unquera siempre fue un punto de parada obligatoria. La corbata de Unquera siempre fue reconocida. Ayudó también que era el paso hacia Potes, que es un lugar muy turístico. Para ir a Potes tienes que pasar por Unquera. También, desde que arreglaron la carretera As-114, se nota que también pasa mucha gente para Cabrales. En estos pueblos lo que determina mucho la parada es que el estacionamiento sea fácil. Siempre nos preguntamos entre nosotros por qué Panes, siendo la entrada de los Picos de Europa, no tiene la caída, la parada que tiene Unquera. Y la respuesta es que el aparcamiento en Panes no es fácil. En Unquera había un aparcamiento grande y la gente paraba en el pueblo. Ahora, los aparcamientos, con las nuevas infraestructuras y el crecimiento urbanístico, ya no son tan accesibles o tan visibles y la gente para en las cafeterías, como la nuestra, fuera de Unquera. Nosotros estamos a mano y con conexión con la autovía a menos de cien metros, es un estacionamiento amplio y además se ofrece un servicio rápido. Hoy ya sabes cómo son los viajes, que la gente quiere perder el menor tiempo posible".

"El secreto de las corbatas es que es un producto fresco, sin conservantes, sin colorantes, materia de primera calidad. Estamos intentando hacer una Indicación Geográfica Protegida (IGP). Tratamos de evitar que se desvirtúe el concepto de la corbata: un producto natural y a base de mantequilla. Hojaldre puro".

"Además de la venta en nuestras cafeterías, tenemos distribuidores en Asturias, Cantabria, vendemos a grandes superficies, también en Madrid, y ahora tenemos venta online. Trabajamos con una empresa de paquetería que en 24 horas coloca nuestro producto en cualquier parte de España. Nos permite llegar donde no tenemos distribuidor. Ayer, por ejemplo, le vendí a Ciudad Real, una clienta me hizo un pedido de tres cajas de corbatas. O te piden de un lugar de Granada, por decir algo. Recuerdan cuando fueron de excursión a los Picos, cuando fueron a Potes o Cabrales, pararon por aquí y nos piden las corbatas".

(Los Junco saben que hay que estar en el lugar preciso en el momento perfecto para seguir haciendo negocio. Y no solo con las corbatas)

"La vida en Ribadedeva nos cambió al abrir la autovía. Y pasó lo que ocurrió en toda Asturias cuando la carretera nacional quedó en desuso. Lo que le pasó a San Roque o a Vidiago, en Llanes, o lo que le pasó a Lieres, con todo aquel tráfico que tenía la antigua nacional. Por eso nosotros hemos abierto un restaurante y un área de servicio en el enlace de la autovía en La Peral. Hemos ido a buscar a los clientes, nos hemos acercado a la autovía. Estando fuera de la visibilidad de la autovía el cliente se reduce muchísimo. Se nota, y mucho, lo de salir a la carretera a por el cliente. Parece una tontería, pero no lo es. Al ser área de servicio, no hay otra hasta Posada, que son a 30 kilómetros, y la siguiente está en Colunga a 70 kilómetros. Es un punto de descanso. Ahora mismo hay veinte personas trabajando allí".

"Nosotros ahora estamos en la tercera generación de la empresa. Empezaron mis abuelos en la década de los cincuenta, Luis y Carmen. Empezaron con un bar restaurante a finales de los 70. Hicieron lo que era el Junco y en los 80, a principios, se compraron las cafeterías Pindal. Ahora tenemos a empleados que empezaron con la segunda generación y se están jubilando con nosotros. Es decir, en la empresa tenemos trabajadores que han estado casi más de cuarenta años con nosotros. Cuarenta años, toda la vida laboral. Tenemos ya una serie de vínculos, no solo es trabajo. Al final casi somos familia".