Oviedo, Idoya RONZÓN

Constantino García, el asturiano sorprendido a 260 kilómetros por hora en una autovía en Burgos, alegó ayer en el juicio que no había puesto en peligro concreto a nadie. La fiscal pide para el conductor, defendido por el abogado José Carlos Botas, dos años de cárcel y otros dos de retirada del carné por conducción temeraria.

La vista se celebró ayer en un Juzgado de lo penal de Burgos, en medio de una enorme expectación. García, a quien el juez del caso retiró el permiso de circulación de forma provisional tras ser «cazado» por la Guardia Civil (aún no le ha sido devuelto), reconoció que adelantó «a dos camiones, como máximo a tres». El asturiano, que pretendió convencer al juez de que «no iba a más de 140 kilómetros por hora» (la foto del radar refleja que a 260), había alegado en su día que era imposible que circulara a esa velocidad porque su coche, un Audi A-8, no puede superar los 250.

El fiscal sostiene que sí existió riesgo. No sólo porque el conductor adelantara a varios vehículos pesados, sino porque cuando fue detenido por la Benemérita no iba sólo en el coche. Todo lo contrario defiende José Carlos Botas, que afirma que, «como mucho, existió un peligro abstracto, nunca concreto para nadie», como es necesario según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, explicó. Según argumentó el abogado, el actual Código Penal no condena el exceso de velocidad «de forma aislada», sino que tiene que ir acompañado de otros factores. Según refleja actualmente la ley, añadió, no basta con conducir con una temeridad manifiesta, sino que es necesario que a esta circunstancia se sume, además, el hecho de poner en peligro la vida y la integridad de otras personas. Esta situación se modificará próximamente, una vez que entre en vigor la reforma del Código Penal, que incorpora la posibilidad de que la conducción temeraria se produzca sin poner «en concreto peligro» la vida o la integridad de nadie y, por lo tanto, se penalice por sí sola. En estos supuestos prevé penas de uno a dos años de prisión y multa económica.

Según el abogado, si bien es cierto que Constantino García adelantó a varios camiones -no se cruzó, puntualizó, porque el Audi A-8 no salió de la autovía-, no hay pruebas de que lo hiciera a 260 kilómetros por hora, como sostiene la fiscal. «Sólo hay una prueba -el radar- de que el coche iba a esa velocidad en el punto kilométrico 128,8 de la autovía, no en el resto. ¿Por qué hay que presuponer que adelantó a esa velocidad? ¿O es que ya salió de Oviedo conduciendo también a ese ritmo?», subrayó. Botas intentó además desmontar el informe pericial encargado por el fiscal, que pretendía demostrar que el coche, de ocurrir cualquier contratiempo, hubiera necesitado 478 metros para frenar. Según el abogado, lo hizo, tras ser obligado a parar por la Guardia Civil, en 400 metros, «sin poner en peligro a nadie y sin ningún contratiempo».