Oviedo

«El mundo rural que hemos conocido se termina; tenemos que pensar y crear las aldeas del futuro. Unas aldeas en las que convivan los profesionales más destacados que puedan realizar el teletrabajo junto con los habitantes tradicionales que desarrollen sus tareas». Éste es el sueño de Benigno Varillas, pionero del ecologismo y de la información ambiental en España, que tras una larga trayectoria de más de treinta años en la conservación de la naturaleza recibió ayer el premio «Asturiano del mes» de noviembre de LA NUEVA ESPAÑA, en reconocimiento a su importante labor. A Varillas le llega el momento de los homenajes tras una vida dedicada al periodismo medioambiental y a la conservación. Periodista y fundador de la revista «Quercus», recibió el pasado mes de noviembre de manos del Rey don Juan Carlos el premio «Fondena», otorgado por la Fundación Fondo para la Protección de la Naturaleza.

El periodista asturiano agradeció el galardón de LA NUEVA ESPAÑA lanzando un alegato en favor de los habitantes del mundo rural. «La conservación del medio no pasa por los conservacionistas, sino por la gente que vive en el campo», señaló Varillas, que asistió a la entrega del galardón acompañado por un grupo de amigos que unen sus dos mundos. En el acto estuvo presente su esposa y editora de la revista «El Cárabo», Teresa Vicetto; tres ganaderos de Caso, María Jesús Muñiz, Miguel Capellín y Antonio Capellín; el alcalde de Caso, Elías Rodríguez; Roberto Hartasánchez, presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas); el pintor Fernando Fueyo; el director del Instituto de Desarrollo Rural, José María Rodríguez, y el director de Biodiversidad y Paisaje del Principado, José Félix García Gaona. En representación de LA NUEVA ESPAÑA asistieron el director general, José Manuel Vaquero; el adjunto a la dirección general, Melchor Fernández Díaz, y el director del periódico, Isidoro Nicieza.

En el momento de la entrega del premio José Manuel Vaquero destacó la larga trayectoria profesional de Varillas en «defensa de la naturaleza», incorporando los asuntos medioambientales al mundo del periodismo en una actividad «visionaria». En el acto, Varillas recibió los tradicionales atributos que distinguen al «Asturiano del mes»: una primera página del periódico en la que se recoge la noticia del premio; una caricatura del homenajeado realizada por Pablo García, dibujante de LA NUEVA ESPAÑA, y una estela conmemorativa, obra del escultor José María Legazpi.

En la entrega del galardón quiso Varillas reunir a los distintos actores que ahora quiere concitar en un nuevo proyecto piloto que resume su idea de la Asturias del mañana; los ganaderos, los conservacionistas y a la Administración regional de la que espera conseguir el apoyo necesario para crear en Caleao (Caso) su aldea del futuro.

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Benigno Varillas se crió en Tudela Veguín rodeado humos industriales. Unos humos que, de tanto respirarlos, lo acabarían convirtiendo, asegura, en un conservacionista convencido.

Varillas tiene claro que el futuro del medio rural pasa no por los ecologistas, sino por los últimos habitantes de un mundo rural que se desmembra. Por ello, la idea del periodista desde su trabajo en la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente es ahondar en una combinación que considera que será la llave del futuro: conseguir que los profesionales del mundo urbano opten por trabajar, gracias a las nuevas tecnologías, desde el mundo rural, y que se mezclen con los habitantes que aún quedan en los pueblos. Para que estos últimos se queden aboga, en Caleao, por un proyecto en el que el pastoreo de cabras tendrá una importancia singular. «Es un proyecto que pretendemos desarrollar en distintos puntos de España y quiero que Asturias sea el mejor de los ejemplos. Tras el Encuentro mundial de pastores nómadas y trashumantes tenemos a los tuaregs y a los masai pendientes del proyecto de Caso», señaló Varillas, que quiso aprovechar el acto de entrega del premio para dar a conocer su nueva iniciativa, mientras desgranaba los recuerdos de niño, cuando gastaba sus cinco duros de paga en el fascículo de «Fauna» de Félix Rodríguez de la Fuente. «Y no sabes qué problema había cuando llegaba el momento de comprar las tapas, que costaban cien pesetas».