Oviedo,

Luján PALACIOS

Oviedo,

L. P.

Las temperaturas máximas aumentarán en Asturias entre uno y dos grados y medio de aquí a 2040. Así lo augura un estudio de la Agencia Estatal de Meteorología, elaborado a finales del año pasado y en el que se prevé que el cambio climático se deje notar en toda la Península y de manera más acentuada en las regiones del interior de España. Así, las temperaturas máximas experimentarán un incremento de hasta dos grados y medio en los próximos 30 años en la Península y Baleares. Hará más calor y, según las previsiones, nada halagüeñas, la tendencia seguirá al alza: en el período 2041-2070 la subida de temperaturas será mayor, entre tres y siete grados, y en un período más alejado, entre 2071 y 2100, las temperaturas podrían subir por encima de seis grados en el interior, entre cuatro y cinco grados en el litoral mediterráneo y sobre cuatro grados en el Cantábrico.

Estas variaciones se notarán sobre todo en verano. Así, no será extraordinario que se produzcan olas de calor severo, que podrían repetirse cada cinco años, y las precipitaciones disminuirán de manera sensible durante los meses de verano, sobre todo en el Sur.

Las predicciones para el invierno no están, en cambio, tan claras, si bien entra dentro de lo probable un incremento de las lluvias torrenciales en el área mediterránea, que se verá expuesta a una mayor tensión climática.

En términos generales, el sur de la Península se parecerá a mediados de este siglo al norte de África, mientras que Asturias y el resto de comunidades cantábricas cada vez se parecerán más al actual sur de España. Todo ello, dentro de las numerosas incertidumbres que rodean el cambio climático, según sostiene Medio Ambiente.

El último estudio sobre el estado del medio ambiente en Asturias, publicado por el Consejo Económico y Social del Principado con respecto a los datos de 2005, ya apuntaba hacia alguno de los efectos que se esperan en España para los próximos años como consecuencia de la subida de las temperaturas.

Así, según estos datos de futuro, en España se alterarán las interacciones entre las especies, se expandirán las especies invasoras y plagas y habrá nuevas migraciones de especies. Además, en el caso de los ecosistemas marinos, buena parte de ellos podría llegar a desaparecer, debido a su limitada capacidad de adaptación. Junto a todo ello se espera una disminución de la productividad de las aguas marítimas en cuanto a los recursos pesqueros disponibles. En cuanto a la biodiversidad vegetal, se espera una «mediterraneización» del norte peninsular, mientras que los animales deberán hacer frente a posibles migraciones y desplazamientos de las especies hacia el Norte.

El Consejo Económico y Social recoge en un estudio cómo una subida de las temperaturas afectará también a las explotaciones ganaderas, al afectar negativamente a la ingesta de los animales y a las horas de pastoreo, además de incrementar el nivel de estrés de los animales, que podría causar una pérdida de rentabilidad.

Otros efectos se dejarán sentir en otros sectores como el energético, por un descenso de los recursos hídricos, o el turístico, con la inviabilidad de destinos por la carestía del agua, así como una subida de la cota de nieve, en unos 300 metros en próximas décadas. Además, la elevación del nivel del mar amenazaría la actual localización de algunos asentamientos turísticos.

Todas estas consecuencias se dejarán notar en Asturias de manera singular, al ser una región costera y expuesta a corrientes marinas que determinan el clima de forma más acusada. Los efectos más notables se producirán en la cordillera Cantábrica y en las zonas más cercanas al mar, con el calentamiento de la temperatura del agua. Los estudios consideran, además, una subida del nivel del mar de unos 70 centímetros, lo que afectaría a las playas y a los complejos dunares de la costa.