Oviedo, Ángel FIDALGO

José Antonio Nespral nació el 1 de mayo de 1927 en Coya (Piloña), donde vivió casi veinte años. El 18 de enero de 1947 embarcó, en Gijón, en el buque «Monte Albertia». Después de 28 días de navegación, llegó a Buenos Aires. Ahora preside el Centro Asturiano de Buenos Aires. Esta semana estuvo en Oviedo para firmar un convenio con el Principado en el que se garantiza la cobertura sanitaria a unos 400 emigrantes asturianos sin recursos.

-El Centro Asturiano de Buenos Aires ya no es lo que fue...

-Ahora tenemos 3.170 socios, muchos menos que cuando éramos el mayor centro asturiano del mundo, con unos 15.000. Pero a principio de este siglo la difícil situación económica del país diezmó literalmente a los socios. Además, hay unos trescientos que no pueden pagar su cuota, pero continúan teniendo todos sus derechos, aunque muchos fueron reacios. Nos costó mucho trabajo que aceptaran.

-¿Pasa lo mismo con las ayudas económicas que concede el Principado?

-Exactamente igual. Y es que no entienden cómo ellos, que siempre ayudaron a Asturias, ahora van a tener que pedirle algo, aunque lo necesiten. Es una mentalidad que no es fácil de cambiar, porque significa reconocer en su tierra que fracasaron después de muchos años en Argentina.

-¿Qué papel desempeña ahora el Centro Asturiano?

-Los grandes eventos sociales de otros tiempos ya son imposibles, pero los queremos seguir manteniendo de alguna manera, y por eso hacemos fiestas con la gente que se los puede permitir. Pero todo lo que recaudamos siempre lo destinamos a las personas que tienen menos recursos.

-¿Cuál es ahora la situación del país?

-Mire, en los ocho días que falto de Argentina ya está cambiando todo, con lo cual no sé qué decirle. Y es que cuando regrese me encontraré hasta con un ministro de Finanzas nuevo. La verdad, no me atrevo a opinar.

-¿Dónde quedó la iniciativa de convertir los centros asturianos en embajadas comerciales de Asturias?

-Es lo que siempre pretendimos, pero si desde aquí no nos ayudan económicamente nosotros, en solitario, somos incapaces de afrontarlo, porque nuestra economía no lo permite. Es una pena, porque tenemos un gran edificio, personas preparadas y conocemos perfectamente el país, lo que nos permitiría orientar a los empresarios asturianos.

-Los gallegos ya lo hicieron hace muchos años.

-Y les fue muy bien. Ellos están muy organizados.

-¿Qué esperan del III Plan de emigración?

-Lo primero, que no nos quite nada de lo que ya tenemos; y después, que nos ayuden a mantenerlo, porque nuestro edificio, por poner un ejemplo, ya hubiera desaparecido si no nos hubieran ayudado desde Asturias.

-¿Hay muchos descendientes de asturianos que quieren venir a vivir a Asturias?

-No muchos, porque si están medianamente bien prefieren quedarse en Argentina, donde nacieron, crecieron y tienen familia y amigos. Y, no lo olvidemos, si regresaran harían los trabajos que los nativos no quieren, como siempre ocurrió en el mundo de la emigración. Y los hijos y nietos de asturianos que económicamente no están bien lo dudan, y si lo hacen no van a Asturias.

-¿Por qué?

-Prefieren ir a Madrid o Barcelona, porque son ciudades donde tienen más oportunidades que en las asturianas, pese a que afortunadamente ya no se parecen en nada a las de los años cuarenta. También es verdad que nuestros hijos tienen una imagen muy distorsionada de Asturias, que es la que nosotros conocimos y la que en muchos casos se transmite.

-Pero hay muchos nietos de emigrantes que quieren ser españoles.

-No es fácil, porque el Gobierno español tiene que cambiar el Código Civil, algo que suponemos que se hará.

«Ahora tenemos 3.170 socios; llegamos a ser 15.000, el mayor centro asturiano del mundo»

«Todo lo que recaudamos lo destinamos a las personas que tienen menos recursos»

«No hay muchos descendientes que quieran regresar: harían los trabajos que nadie quiere»