¿Cuánta democracia están dispuestos a soportar los ciudadanos de un concreto país? Quien piense que toda la posible yerra. La ciudadanía pide democracia, pero también un Gobierno estable y que gobierne. El hecho de que proteste a todas horas de que «no hay democracia» es otro asunto: el ciudadano (como el país) tiene varias almas, y ese mismo contribuyente puede denunciar un minuto después el desgobierno. De otro lado, la protesta contra el Gobierno forma parte de la saludable función cáustica frente al poder que ejerce la ciudadanía. A la hora de votar, el español, que tiene un 30% de ácrata (lo que suponía antaño el anarquismo), premia a la opción fuerte y estable, entre otras razones para protestar luego más y mejor. Así de complejas son las cosas. Personalmente soy decidido partidario de las primarias en los partidos, pero ningún partido puede olvidar su función de estabilizante.