Hay dos guerras mundiales, una detrás de otra, la primera una guerra caliente -los aliados contra el Eje-, y la segunda una guerra fría -el occidente capitalista contra la Rusia comunista-. La llamada generación del 68 nació hacia el final de la primera, y vivió en su niñez y adolescencia la segunda. Cuando se acaba ese ciclo de guerras, y el ambiente se distiende, fragua el movimiento con epicentro en 1968. Del 68 da casi repugnancia hablar, de tan manoseado como está, pero, se quiera o no, de aquello viene una nueva generación de libertades civiles y de valores cívicos. Viene también basura, desde luego, pues las riadas fertilizan, pero ensucian. 40 años después a la gente de la generación del 68 se la aguanta mal, a unos por lo reaccionarios que se han vuelto y a otros por la nostalgia que rezuman, pero no hay que confundir la ola con la costra de espuma que deja en la orilla.