Oviedo, I. RONZÓN

Joaquín de la Riva Llerandi (Oviedo, 1954) es el fiscal especializado en delitos urbanísticos y medio ambiente de Asturias, una materia que ya maneja desde 1991, cuando el entonces fiscal jefe de Asturias, Rafael Valero, decidió crear la especialidad. Entonces lo compaginaba con el resto de asuntos que le entraban en reparto ordinario; ahora, desde hace un par de años, se dedica a esta parcela en exclusividad y, aunque admite que se ha notado «una evolución» en el respeto por el medio ambiente y hay «más conciencia social y se destinan más medios», la situación «no es para tirar cohetes». Hay mucho por hacer, dice.

-2.281 incendios en Asturias en 2005, 1.778 en 2006 y 1.049 el año pasado. ¿Se trata de una cuesta abajo real?

-El año pasado fue bastante bueno, pero la causa, no nos engañemos, fue meteorológica, aunque también es justo decir que se ve la inversión realizada.

-Siete acusados de provocar incendios sentados en el banquillo el año pasado, seis condenas. ¿Alguno ingresó en prisión?

-No. Ninguno fue condenado a penas superiores a dos años y, al carecer de antecedentes, no llegaron a ingresar. Sí fueron obligados a pagar indemnizaciones y los gastos de los servicios de extinción. Hasta ahora sólo ha ingresado en Asturias una persona por este delito, que ya acumula tres incendios a sus espaldas.

-El alto porcentaje de incendios intencionados en la región es alarmante.

-Y muchos se concentran en las mismas épocas. En marzo se produce el 35 por ciento de los incendios de Asturias, porque muchos ganaderos, en el supuesto afán de regenerar pastos, prenden el monte bajo y luego va todo en la quema. Y es un error. Estas acciones provocan precisamente el efecto contrario, ya que las plantas que surgen tras el fuego son las más resistentes y las de menor valor nutritivo para el ganado. Sería necesario una mayor vigilancia y más campañas de prevención. Este año, como febrero vino sequísimo, se adelantaron las quemas ganaderas. Se abrió antes «la temporada».

-¿Se nota la puesta en marcha de los equipos contra la delincuencia urbanística de la Guardia Civil o fue una cortina de humo tras acontecimientos como los de Marbella?

-Sí se ha notado. En Asturias ha sido una fuente de denuncias. Durante 2007, la Fiscalía formuló cinco denuncias ante el juez por delitos urbanísticos: una por una construcción ilegal en Somiedo, otra por una casa prefabricada en la ría de Villaviciosa, una más por una panera en una zona no urbanizable de Cudillero, una cuarta por la apertura de una pista y por un «relleno» de ocho metros cúbicos en Ribadesella. En total se celebraron dos juicios, por los casos de Villaviciosa y Ribadesella. En el primero, se ordenó la demolición definitiva. En el segundo, también hubo condena, pero aún no es firme.

-¿Cuántas denuncias recibe cada año por asuntos urbanísticos?

-Se reciben de forma continua. A veces se interpreta mal el papel del fiscal en esta materia, como si tuviéramos que fiscalizar el urbanismo de todos los concejos, todos los temas de todas las parcelas. Pero el ministerio fiscal persigue sólo las conductas que están recogidas expresamente en el Código Penal, que fundamentalmente se refieren a construcciones con licencia en espacios protegidos. Pero a la Fiscalía llegan cantidad de denuncias. Llega cualquier problema urbanístico, cuando se trata de temas que habría que depurar en la vía administrativa o, en su caso, en la jurisdicción contencioso-administrativa.

-Volviendo al medio ambiente, usted ha alertado en numerosas ocasiones del uso de estricnina como veneno de animales. ¿Continúa?

-El año pasado se produjo un episodio preocupante en el parque de los Picos de Europa, en la zona cántabra, pero muy cerca de la frontera con Asturias. Los animales no tienen fronteras, así que desconocemos dónde pudieron ingerir el veneno. Aparecieron muertas varias aves rapaces (buitres, alimoches...). También algún zorro, pero lo que vemos es sólo la punta del iceberg. Se sigue utilizando, a pesar de que está prohibida su venta y su utilización en toda la Unión Europea.

-¿De dónde sale entonces?

-No lo sé, algún canal de entrada hay que desconocemos. En Asturias había desaparecido, pero ha vuelto, y no se sabe muy bien a qué es debido. Antes, antiguamente, hace muchos años, se usó como raticida o topicida. Luego también está el asunto de los lazos, que sigue a la orden del día, apresando a animales de forma indiscriminada.

-Recientemente se han prohibido las visitas al cercado de «Paca», «Tola» y «Furacu» porque la presencia humana se consideró perjudicial y se plantea la restricción de las visitas a Somiedo para proteger al oso.

-Se trata de decisiones políticas y técnicas pero correctas desde mi punto de vista, si lo contrario puede suponer una presión para la escasa población de osos. El oso, cuando más tranquilo se encuentre, mejor.