Oviedo, M. J. I.

El historiador Javier Rodríguez Muñoz, director del coleccionable sobre la guerra de la Independencia en Asturias, que entrega LA NUEVA ESPAÑA a partir del domingo, asegura que la obra descubrirá nuevos aspectos sobre una contienda básica en la historia de España.

-¿Qué tiene de especial la obra que comienza a entregarse el domingo?

-Esta obra es importante por sí misma. Es cierto que siempre tendemos a mirar hechos históricos cuando se cumplen aniversarios redondos. Se conmemoran 200 años del inicio de la guerra de la Independencia, pero es tan importante ahora como hace 199 años. Básicamente, la razón de que la obra salga en este momento es ese cumpleaños. En 1908 ya se celebró bastante el centenario en Asturias y en Madrid. En Oviedo, en la calle Cimadevilla se puso una placa para recordar a la gente que había participado en el levantamiento. Ahora se ha colocado otra.

-¿Con qué va a encontrarse el lector en las páginas del coleccionable?

-La obra va a aportar una síntesis muy completa de todo lo que aún no se ha analizado en un solo estudio sobre la contienda de 1808 en Asturias. Abordamos aspectos que van desde el desarrollo militar del enfrentamiento a las cuestiones sociales que suscitó la guerra. Cuando hay un ejército sobre el terreno es como una especie de plaga. Llegan miles de personas que hay que alimentar y vestir, en unos tiempos en los que la economía asturiana era agraria y no había apenas excedentes. El campesino tenía que pagar el diezmo a la Iglesia, el arrendamiento a su amo y los impuestos al Estado, con lo cual, salvo unos pocos elementos de la clase noble y el clero, el resto de la población no tenía recursos.

-Además entra en juego la propia idiosincrasia de las campañas militares napoleónicas.

-Efectivamente. Napoleón daba la orden a a sus ejércitos de que vivieran sobre el terreno. Tenían que abastecerse del grano, la bebida, la carne, la leche. También el ejército propio necesitaba alimentarse y vestirse. Eso ocasiona una quiebra económica y social.

-¿Cómo se gesta la guerra de la Independencia y cuál es el papel de Asturias?

-La primera idea de Napoleón no es invadir España. Su estrategia va evolucionando con el transcurso de los hechos. Llega a barajar la creación de una especie de marca territorial hasta el Ebro. Pero en ese momento España era un aliado que le podía ofrecer mucho. España todavía tenía un poderío naval, era una potencia, aunque mal administrada. Contaba con las colonias de América, de las que venían riquezas. Lo que hace cambiar la situación es que Carlos IV había delegado todas las decisiones en Godoy, que tenía muchos enemigos. A Jovellanos lo tenía preso en el castillo de Bellver, en Mallorca. El malestar social está latente. En Asturias hubo muy mala cosecha de maíz. Faltaba comida. En marzo del año 1808 Napoleón no divide Portugal como se había acordado y empiezan a plantearse dudas sobre sus intenciones. La figura del Príncipe de Asturias suscita las esperanzas. En medio de este conflicto, Napoleón y Murat, su cuñado, empiezan a ver las cosas una manera distinta. Ven la posibilidad de hacerse con el poder. La chispa se prendió en Madrid el 2 de mayo, pero la Junta Suprema de Asturias es la primera que declara oficialmente la guerra a Napoleón.

-¿Cuáles son las principales implicaciones políticas de la guerra de la Independencia?

-La obra también analiza el gran cambio político que ocasiona la contienda. La guerra de la Independencia se produce porque Carlos IV y Napoleón firman el Tratado de Fontainebleau, en virtud del cual España y Francia se reparten Portugal. Era una de las maneras de minar el poderío inglés; Portugal no respetó el bloqueo continental y había que castigar al país.