Oviedo, J. MORÁN

«Helenista consumado, hombre polifacético, compositor, poeta y prosista raro y maldito». Tales notas distinguieron a Rafael de Zamora y Pérez de Urría, el marqués de Valero de Urría, según la disertación que Ignacio Gracia Noriega dedicó a este personaje que irrumpió cultamente en la sociedad ovetense de finales del siglo XIX, y de cuyo fallecimiento, el 20 de mayo de 1908, se han cumplido cien años.

Gracia Noriega, escritor y articulista, dictó, con motivo de dicho centenario, la conferencia «El marqués de Valero de Urría, polifacético primer presidente de la Sociedad Filarmónica» en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Gracia Noriega fue definido por Jaime Álvarez-Buy-lla, presidente de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, como «periodista que, con el mejor castellano, nos pone cada día al corriente del teatro de la vida».

El conferenciante destacó de Rafael de Zamora -nacido en París el 21 de noviembre de 1861, graduado en la Sorbona y licenciado en Derecho en Salamanca- que «era latinista y helenista consumado», y que vertió a la prosa castellana «La Ilíada», al tiempo que dejó mediada al morir la traducción de «La Odisea». El marqués incluso le suministró lecciones particulares de lenguas clásicas a Pérez de Ayala, sobre quien Gracia Noriega conjeturó que ya las habría recibido en el colegio de Carrión de los Condes.

En 1891 casó el marqués en Oviedo con María del Carmen Sierra y Unquera, hija de José Sierra, «de quien se decía que había inspirado a Clarín para el personaje de don Álvaro Mesía en "La Regenta"». En la capital del Principado «frecuentó la tertulia La Sorbona, en el Café París, lugar de libaciones copiosas». De hecho, Rafael Zamora «tenía fama de beber una botella de coñac todas las tardes», hecho que a un banquero de la época le que hizo exclamar: «¡Qué barbaridad! ¡Con lo caro que es el coñac!», relató Gracia Noriega.

En su faceta musical, Rafael Zamora fue «compositor y autor de varias romanzas, un réquiem, algunos arreglos de Saint-Säens y algunas otras obras originales». Fue entre los días 25 y 30 de mayo de 1906 cuando se celebraron los primeros conciertos organizados por la Agrupación Musical Ovetense, promovida por el marqués y después rebautizada como Sociedad Filarmónica. Respecto a su obra literaria, Gracia Noriega resaltó el libro «Crímenes literarios», obra «hermética, con ideas del siglo XX pero con estilo del siglo XIX».