Oviedo, Idoya RONZÓN

José Carlos Díez de la Varga cesa oficialmente mañana de forma voluntaria como director del centro penitenciario de Villabona, tras más de cuatro años al frente de la prisión. «Lo que peor he llevado son las trabas en la lucha contra la droga en prisión», asegura.

De la Varga será sustituido por el hasta ahora director de la cárcel de Burgos, Esteban Suárez (León, 1959). Funcionario del Cuerpo Especial de Instituciones Penitenciarias desde 1986, Suárez ha desempeñado distintos puestos en las áreas de vigilancia, formación y administración, y durante siete años trabajó en el centro penitenciario asturiano, dos de ellos en la unidad terapéutica y educativa (UTE).

Precisamente, Díez de la Varga llegó a la dirección de Villabona con el firme propósito de extender la UTE por el mayor número posible de módulos de la prisión. Si hay una cosa que De la Varga tiene clara, dice, es la necesidad de eliminar la droga de las cárceles: «La lucha eficaz contra la droga es la llave más importante para cambiar las prisiones. A cualquier profesional que se le pusiese a trabajar en un centro de la dimensión de Villabona, y en el que no existiera ni el trapicheo de unos ni el consumo de otros, tendría que resituarse y cambiar los parámetros de su trabajo». Añade: «Lo que más costó fue trabajar contra la droga dentro de la prisión y las piedras u obstáculos que se encuentran en el camino cuando decides ir a por ella». Cuando Díez de la Varga llegó a la dirección de Villabona, la UTE estaba compuesta por dos módulos. Hoy la integran cuatro.

José Carlos Díez de la Varga pasará ahora a ejercer la coordinación territorial y las relaciones institucionales, e impulsará el cumplimiento de penas y medidas alternativas. En este sentido, Díez de la Varga hizo ayer un llamamiento a todas las instituciones asturianas «para que se sensibilicen de la necesidad que tenemos de plazas para poder cumplir este tipo de condenas -los trabajos en beneficio de la comunidad-. Una persona condenada a delitos que no sean graves es mucho más útil trabajando y reparando el daño causado a la sociedad que encerrada en una celda de Villabona, y Asturias dispone de muchas zonas y de mucho sectores que son sustancialmente mejorables mediante el cumplimiento de estas condenas. Hasta ahora no se ha hecho gran cosa en este terreno, pero vamos a intentarlo». Actualmente hay en Asturias unas 2.000 condenas sin ejecutar de trabajos en beneficio de la comunidad.

Según De la Varga, «dejar de ser director voluntariamente es tan atractivo, profesionalmente hablando, como empezar a serlo. Todo un privilegio que le agradezco a la vida y a la secretaria general, Mercedes Gallizo, que ha confiado en mí, en su momento, para dirigir Villabona y que ha pensado en mí para asumir un nuevo reto. No es bueno para la prisión tener a un director que se haya acostumbrado a serlo».

Sobre su sucesor, afirmó que «va a contar con toda mi ayuda. Hacerlo de cualquier otra manera es mezquino y ruin, no es mi estilo». También tuvo palabras de agradecimiento para la juez de vigilancia penitenciaria Elvira Gutiérrez, «una profesional excepcional, capaz de ponernos las pilas a todos».

«Una persona condenada por delitos que no sean graves es mucho más útil trabajando y reparando el daño causado a la sociedad que en una celda»

«Es preciso que las instituciones se sensibilicen sobre la necesidad de trabajos en beneficio de la comunidad»

«La lucha eficaz contra la droga es la llave para cambiar la cárcel»