Ferral del Bernesga (León),

Luján PALACIOS

A la base militar Conde de Gazola de Ferral del Bernesga se llega por una avenida de álamos en mitad del campo, pasado el pueblo; una estampa de calma campestre. La gripe A ha llegado al cuartel en los últimos días, con tres soldados que podrían padecer la enfermedad, pero ayer, a última hora de la mañana, la sensación en los alrededores de la base hacía honor a su entorno: tranquilidad.

Numerosos coches entraban y salían del cuartel: militares, limpiadoras y trabajadores de empresas externas, que están haciendo obras en el interior del campamento, circulaban sin más problemas hacia el edificio. Incluso un repartidor de bebidas se afanaba ayer con varias cajas de cerveza bajo el cartel de «Todo por la patria» que preside en acuartelamiento, ajeno a la cepa de virus que, según Defensa, podría afectar a tres de estos militares.

Desde el pasado lunes, un total de 91 miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) permanecían aislados en su pabellón, después de haber pasado unos días en las instalaciones de la academia de Hoyo de Manzanares, foco del brote de gripe porcina que mantiene en alerta al Ministerio de Defensa. El resto del acuartelamiento vive en una situación de «servicios mínimos», como confirmaba un militar que también aseguró no tener constancia de «ninguna restricción de movimientos». Únicamente «se encuentran aislados los que han estado en Madrid».

El resto «hacemos nuestras guardias, pero nada más; no trabajamos de forma normal hasta el lunes, de momento», indicaba otro joven soldado en el bar del pueblo, después de cumplir con sus obligaciones del día. Pero, aparte de estas modificaciones, la vida sigue casi normal en el acuartelamiento. Tras las vallas de acceso se detecta bastante movimiento, el que podría corresponder a un día cualquiera. Eso sí, la prensa tiene prohibido acercarse y tomar imágenes a menos de 300 metros de distancia. «No podemos decir nada», confirma el soldado que da el alto.

En el bar del pueblo la actividad era ayer normal, con varios militares apartados de sus tareas diarias sentados en la barra para matar el tiempo. «Aquí está todo muy tranquilo, la gente no tiene ni gota de miedo y todo sigue como siempre, por mucho que se empeñen en preguntarnos por la gripe». Emma Laiz, propietaria del Bar Parador de Ferral del Benesga, lo tiene claro. «Ni pensamos en ello, a pesar de que la reducción de actividad en el cuartel nos afecta en las ventas porque hay menos movimiento de militares», asegura. Ni una mascarilla, ni un síntoma de anormalidad.

Para confirmar sus palabras, un nutrido grupo de parroquianos disputa la partida de la tarde. «Aquí no hay gripe ni hay nada», aseguran los participantes en la tertulia.

Otros han expresado en cambio sus reservas para con la aparente calma que reina en el Ferral. La Asociación Unificada de Militares Españoles (Aume) ha denunciado que en el cuartel leonés están conviviendo personas posiblemente afectadas por la enfermedad con otras que no lo están. Los soldados de la base sostienen sin embargo que no hay contacto con los presuntos enfermos.

El secretario general de la asociación, Mariano Casado, puso ayer de manifiesto el «malestar» que existe entre algunos militares por la tardanza que, en su opinión, hubo en adoptar «medidas» para controlar el brote de gripe A de Hoyo de Manzanares (Madrid) desde el primer momento que se tuvieron sospechas de él, el lunes pasado. La Aume tiene previsto pedir «en los próximos días» al Defensor del Pueblo y la Fiscalía General del Estado que investigue todo lo ocurrido desde que comenzó el brote en Hoyo, hace ya más de una semana.

Entre tanto, en el Ferral del Bernesga dejan pasar las horas para reincorporarse de nuevo al trabajo. Como aseguran los vecinos, «no es para tanto».