Oviedo, Ángel FIDALGO

Observar el entorno que nos rodea para analizarlo, definir adónde vamos, ejecutar lo decidido y, finalmente, controlar y ejecutar. Éstas son las claves básicas que el ingeniero de minas Juan Fernández-Aceytuno recomienda en su libro «Gestión en tiempo de crisis», que lleva el sugerente subtítulo de «O como darle la vuelta a la tortilla», que presentó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

En el acto intervinieron Melchor Fernández Díaz, consejero de Editorial Prensa Asturiana, editora de LA NUEVA ESPAÑA, Jaime Baladrón, fundador de MIR-Asturias, Pedro Luis Fernández, presidente de GAM, y Alfonso Martínez, director general de Química del Nalón. Todos coincidieron en poner en valor las cualidades profesionales y humanas del autor, de origen asturiano por parte materna.

«El libro es una aportación brillante, divertida y seria al mismo tiempo, en el que habla de experiencias personales», resumió Melchor Fernández.

Jaime Baladrón, por su parte, al referirse a la crisis económica actual, por un lado, la relativizó, «porque ésta y otras las comparamos con otros períodos que fueron mejores». Del libro destacó la dosis de «optimismo» que aporta. «De esto vamos a salir», señaló a modo de conclusión.

Pedro Luis Fernández describió la publicación de una manera muy gráfica: «Un chorro de ideas y de conceptos. Es un libro de recetas». Del autor dijo que «tuvo el valor de escribir un libro sobre hechos que aún no han pasado». A renglón seguido, Alfonso Martínez profundizaba sobre los valores personales del ingeniero.

¿Por qué escribió este libro? «Quise compartir lo que había aprendido y dar herramientas a la gente que nos rodea para que encuentren soluciones a sus problemas», resumió Juan Fernández-Aceytuno.

Después focalizó su intervención en la importancia del factor humano. «Las empresas las mueven las personas y éstas siguen a los líderes», advirtió.

También tuvo tiempo de mandar algún aviso a navegantes, léase directivos. «Cuando no creas en algo no lo hagas, esto es muy importante, igual que la humildad e intentar hacer todo lo mejor posible».

Una receta que puede parecer sencilla, pero que lamentó que no siempre se cumple. En este punto alertó de alguno de los problemas que más le preocupan en este momento, como las prejubilaciones, «que son un veneno porque tiramos el conocimiento y la experiencia de muchas personas».

En cuanto a la gestión de la crisis económica en España, criticó que «se perdieran dos años» en los que el Gobierno no hizo nada, al tiempo que demandaba planes estructurales y financiación económica. Resumiendo: «Si España fuera una empresa yo no invertiría en ella, porque no sólo carece de un plan estratégico para hacer frente a la crisis, sino que tampoco tiene liderazgo», concluyó.