Hace días el escritor Tariq Alí, un viejo rockero de los 60 que se ha mantenido indemne al desencanto, daba, sin embargo, cuenta de que Obama desinfla demasiado rápido. Tal vez sea así, tal vez no, pero lo que desinfla deprisa es el globo de aquellos electores que se hacían grandes ilusiones. Hay mucha gente que necesita meterse a cada tanto un pico de ilusión directo a la vena, lo cual es comprensible, pues la vida es dura. Esa gente ha tenido en Obama, con su campaña y tal, la oportunidad de un colocón para ir tirando. Para elevarse en el aire, un político nuevo necesita inflar un globo de vivos colores, y eso lo sabe todo el mundo, por lo que no hay engaño. La verdad del político empieza cuando el globo baja al suelo y anda rodando por las calles. Que el de Obama haya bajado tan pronto acredita su empeño por hacer vida en la realidad, áspero mundo. Yo creo en él más que en campaña.