En un restaurante, recurso de inseguros o envidiosos sin complejos es mirar de reojo a otros comensales y pedirle discretamente al camarero: «A mí póngame lo mismo que está comiendo ese señor». Asturianos y gallegos, está en el dicho, son primos hermanos, así que el mismo plato de Alta Velocidad que el ministro Blanco está sirviendo en Galicia -con compromisos, fechas y comisiones de seguimiento por si descarrilase la inversión- debería también servirse de este lado de la ría del Eo. La Administración no debería ofrecer carta a los paisanos del Ministro, y futuros electores a la Xunta, y medio menú del día a quienes no lo somos.

Plazos, fechas y compromisos sobre el AVE en Asturias es lo que se espera, además de una solución al sobrecoste de El Musel, de la reunión que Blanco y Areces celebrarán el día 27. Así no habrá dudas. Y dudas no solo técnicas, como el ancho de la vía. Habrá que despejar si hay «ancho económico» en las arcas estatales para garantizar la llegada del AVE a Gijón. En tiempo de crisis, el dinero, y no el raíl, es la clave.