Avilés,

Myriam MANCISIDOR

Las playas asturianas están en coma ecológico. Y el primer síntoma es la pérdida de sedimentos. Arenales como los de Salinas (Castrillón), El Sablón (Llanes), Los Quebrantos (Soto del Barco) o Frejulfe (Navia), entre otros, ofrecen este verano una imagen inusual, con más rocas que arena. El Cantábrico se ha llevado con los temporales del pasado invierno el árido, si bien la mano del hombre también tiene su parte de culpa. Así lo cree el naturalista y responsable de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), Luis Laria. «Influyen varios factores en la pérdida de arena, pero hay dos que son claves: la alteración de las corrientes por la construcción de nuevas infraestructuras como diques o espigones y los dragados», explicó.

La creación de la playa de Poniente en Gijón a mediados de la década de los noventa, el dragado de las rías de Llanes, Navia, Avilés y el Nalón -aún en ejecución en los dos primeros concejos- más las obras de ampliación del puerto de El Musel son, según Laria, actuaciones que afectan negativamente a los arenales asturianos. «Cuando el hombre actúa con la construcción de determinadas obras altera las corrientes», manifestó. Y añadió: «El mar siempre recupera lo que es suyo. Si se quita arena para crear una playa artificial, el mar va a buscar esa arena en otro sitio y no entiende si es de la playa de Salinas o de la de Llanes». El geólogo Germán Flor, profesor de la Universidad de Oviedo, coincidió con Laria. «El problema que hay en la playa de Salinas, por ejemplo, viene de muy atrás: los dragados que se llevaron a cabo en los años ochenta en la ría de Avilés para ganar calado al puerto supusieron la retirada de muchos metros cúbicos de arena», recalcó.

Las dunas de la playa de Salinas fueron, según Flor, las primeras en sufrir la pérdida de árido. «Luego se perdió arena en la parte occidental y, ahora, en el otro extremo. Esa arena se está acumulando en el dique del puerto avilesino», señaló. Y advirtió: «El desequilibrio es importante y va a ir a más». La solución, recalcó, pasa por la coordinación entre Puertos del Estado y Costas. También por la elaboración de estudios cartográficos detallados de cada una de las rías donde se vaya a intervenir. «Las regeneraciones de arena en las playas deberían ser también más intensas», subrayó. De esta forma se evitaría la pérdida de miles de metros cúbicos de sedimentos en las playas asturianas. «Se deberían prever este tipo de incidencias porque, ahora, estamos ante un problema de grandes dimensiones y costará muchísimo dinero solucionarlo», destacó.

La playa de Salinas es la que se lleva este verano la peor parte en cuanto a falta de árido, pero en la mayoría de los arenales de la región asoman ahora piedras y se forman «escalones» (acumulaciones de arena que el mar se lleva de otras áreas de las playas), en algunos casos peligrosos para los bañistas dado que modifican las corrientes marinas. «Las playas cada vez tienen menor zona de asiento y, de seguir así, solo se podrá disponer de ellas en bajamar», dijo el geólogo Germán Flor, quien aconsejó verter los dragados en el mismo sistema ecológico al que pertenecen. «Cuando se dragó la desembocadura del Nalón se tiraron los sedimentos frente al playón de Bayas. En ese caso la actuación fue correcta porque, de ese modo, la arena quedó dentro del sistema al que pertenecía», explicó.

Germán Flor incidió, a su vez, en la necesidad de vigilar el estado de conservación del paseo marítimo de Salinas, donde los ingenieros de Costas detectaron anteayer la pérdida de unos veinte centímetros de relleno a causa, probablemente, de la acción erosiva del mar. «El paseo es el freno del mar. Si falla el paseo entonces los Gauzones (bloques de viviendas a pie de playa) correrían peligro, aunque aún es una posibilidad remota», manifestó.

Tanto Flor como Laria señalaron también que la pérdida de arena se debe a cambios cíclicos de las corrientes marinas y a los temporales. Los pescadores consultados por este diario confirmaron sus palabras. «La mar brava lleva arena y la buena, la devuelve. Siempre es así pero este año, ni tan siquiera ahora en verano, hemos tenido calma», recalcaron.

El Ministerio de Medio Ambiente, por su parte, explica en el documento «Directrices sobre actuaciones en playas» las causas que justifican el déficit de aportación de sedimentos. Las obras de regulación de los cauces fluviales, la ocupación física de las playas por edificaciones e infraestructuras o las masivas extracciones de áridos figuran en el informe. El informe incide, además, en el proceso de regresión que sufrirán todas las playas debido, mayormente, al cambio climático. «Lejos de constituir este hecho un fenómeno reservado a la discusión, la regresión está produciendo ya efectos apreciables en toda la costa, que se ve sometida cada vez con mayor frecuencia a fuertes temporales de oleaje. La regresión se manifiesta de forma más visible en las playas formadas por sedimento gruesos y arenas», concluye. Ante estos datos, los especialistas urgen estudios que salven a las playas del coma ecológico inducido.