Salcedo (Quirós),

L. PALACIOS / R. F. OSORIO

La romería de Alba, en el concejo de Quirós, rozó ayer la tragedia. La caída de un rayo a primeras horas de la tarde ocasionó heridas de gravedad a dos jóvenes que participaban en el festejo, en lo alto de un monte, mientras que otro chico resultó herido leve. La chispa también mató a un caballo que iba a participar en la carrera festiva.

Los heridos son O. G. A., de 23 años, vecino de Noreña, con quemaduras en una pierna; J. P. G., de 25 años, de Vega del Ciego (Lena), herido grave y con pronóstico reservado, y D. C. C., de 17 años, el más grave de todos, vecino de Rioturbio (Mieres), que sufrió una parada cariorrespiratoria. El rayo le entró por el tórax. Fue estabilizado en el mismo prado de la fiesta gracias a la intervención del médico de la ambulancia uvi móvil trasladada a la zona. El joven fue evacuado al Hospital Central de Asturias a bordo del helicóptero medicalizado del grupo de rescate de Bomberos de Asturias. Una uvi móvil del SAMU y una ambulancia de Protección Civil trasladaron a los otros dos accidentados hasta el mismo centro sanitario.

Así, lo que iba a ser una jornada de fiesta terminó en un triste accidente. La mañana de intenso calor dio paso poco antes de las cuatro y media de la tarde a una tormenta a la que los romeros, en principio, no temieron. «Empezó como una nube normal, de las que se forman habitualmente en verano, no pensábamos que iba a pasar algo así», relataba Javier Menéndez, del pueblo quirosano de Bermiego.

El joven acudió el viernes al entorno de la capilla de Alba, en la que ayer se celebró el día grande de los festejos, y acampó junto con un grupo de amigos en el prado. «Cuando vimos que empezaba a llover entramos en la tienda de campaña. Cuando salimos sólo oímos una explosión y vimos una luz muy fuerte que nos dejó atontados», continuaba Menéndez, aún conmocionado por la tremenda detonación. Tanto él como sus amigos recibieron el impacto de forma muy cercana y, aunque no resultaron heridos, alguno de ellos se quejaba de dolores de cuello y cabeza por el chispazo.

La descarga se produjo en una zona arbolada donde cientos de personas se refugiaban de la inminente tormenta. Tras el rayo, la confusión. Adrián Álvarez, también de Bermiego, relataba cómo la gente «empezó a correr para auxiliar a los heridos y para despejar la zona para facilitar el trabajo a las ambulancias». En el momento del accidente, la campera de Alba acogía a cientos de personas dispuestas a disfrutar de una tarde de carreras de cintas a caballo y concurrida merienda campestre. La fiesta se convirtió en cambio en un largo reguero de coches y remolques bajando en caravana por la estrecha pista que da acceso a la capilla.