Oviedo, L. Á. VEGA

Junio de 1871. El general Galliffet acaba de aplastar la Comuna de París a costa de miles de fusilados. Eugène Pottier, que ha escapado a las ejecuciones de la «semana sangrienta», compone la letra del que sería el himno revolucionario por antonomasia, «La Internacional». Pottier muere en 1887, en loor de multitud, un año antes de que otro revolucionario, esta vez belga, Pierre De Geyter, musicalizase el himno a petición del Partido de los Trabajadores de Lille. Para 1934, el año en que murió, «La Internacional» se había convertido en un auténtico «hit» conocido en todo el mundo.

Más de un siglo después de que se compusiese este himno, la SGAE cobra por todos los mítines en los que se interpreta, incluida la última fiesta minera de Rodiezmo, objeto de una agria polémica abierta al criticar el PP que los participantes levantasen el puño mientras cantaban «La Internacional».

Los autores no sacaron gran cosa por esta pieza, salvo el eterno agradecimiento de millones de militantes. Quien sí está sacando provecho es la Sociedad General de Autores o, más bien, la francesa, que es la que se encarga de gestionar los derechos. Estas sociedades aplicarán sus tarifas a todo acto en que se interprete el himno hasta 2014, cuando se cumplan 80 años de la muerte de De Geyter y se extingan los derechos. En Francia será cinco años después.

El dinero va a parar a los herederos de De Geyter, que ya en vida tuvo que pugnar con su propio hermano por la autoría. De Geyter temía que su jefe lo despidiese, por lo que firmó «La Internacional» sólo con su apellido. Un avispado alcalde socialista convenció al hermano del músico para que reclamase los derechos, pero el autor los hizo valer.

Por un mitin como el de Rodiezmo, con unos 5.000 participantes, la SGAE cobra 92 euros, según señaló Javier Vidal, director de la entidad en Galicia, Asturias y Cantabria. En esa tarifa se incluyen, aclara Vidal, «La Internacional» y las demás composiciones que devenguen derechos de autor. En caso de actos más numerosos, la SGAE cobra casi 150 euros. Vidal añadió que «son cantidades que no son ningún drama para una organización como el PSOE».

La SGAE cobra por todos los mítines en los que hay música. No así en los actos institucionales y en los religiosos, que no requieren permiso del autor, ni están sujetos al cobro de tarifas. La SGAE ha llegado a cobrar a los organizadores de una manifestación por haber reproducido el «Asturias» de Víctor Manuel. Y el himno de España, propiedad estatal, devengó el año pasado 21.000 euros en concepto de derechos de autor.

Muchos militantes del PSOE y de IU desconocen que haya que pagar por cantar «La Internacional», y alguno, a título personal, se ha mostrado estupefacto de que este himno genere derechos de autor.

En cuanto a la polémica del puño, ayer terció el secretario general de la Federación Socialista, Javier Fernández, quien aseguró: «Es un gesto simbólico que para nada es violento, no se puede comparar en ningún caso con el saludo fascista».