Oviedo, José Luis SALINAS

La recesión económica está alargando cada vez más la edad en la que los jóvenes asturianos deciden abandonar su hogar paterno para independizarse. Los últimos datos del Observatorio Joven de Vivienda (Objovi) que divulga el Consejo de la Juventud de España sitúan a Asturias como la segunda comunidad con menor proporción de jóvenes (entre 18 y 34 años) emancipados, tan sólo por detrás de Cantabria. En Asturias sólo el 37,6 por ciento de jóvenes ha dejado el domicilio paterno a pesar de la bajada de precios de los pisos. El constante aumento del desempleo desde que comenzaron las dificultades económicas y la alta tasa de temporalidad laboral que soporta este colectivo son dos de las principales razones por las que los jóvenes tardan más en independizarse.

«La situación está muy mal tanto para encontrar un empleo como para buscar una vivienda», resume el turonés Miguel Prado, uno de estos jóvenes que no pueden dejar la casa paterna. El informe del Consejo de la Juventud asegura que para los asturianos las condiciones de acceso a una vivienda siguen sin ser demasiado favorables. «A pesar», apunta el documento, «del notable descenso de los precios de compraventa y de los tipos de interés, una persona joven en la región, para poder afrontar con garantías el pago inicial de la cuota hipotecaria, debería percibir un salario un 95,92 por ciento superior al que se cobra de media en la actualidad».

El paro entre la población juvenil asturiana mantiene un constante crecimiento desde que comenzaron las dificultades económicas. Según un informe que acaba de divulgar Comisiones Obreras de Asturias, la tasa de desempleo entre este colectivo se ha incrementado en nueve puntos durante el último año, mientras que la tasa de temporalidad laboral juvenil ya duplica ampliamente a la de los trabajadores de más edad. Además, las previsiones que maneja el sindicato no son nada halagüeñas. Adrián Redondo, secretario de juventud de CC OO, asegura que «lo más probable es que la situación continúe deteriorándose en los próximos meses y que, consecuentemente, la tasa de desocupados también vaya en aumento». Según el estudio del sindicato, en el Principado hay algo más de 35.900 personas con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años que están buscando trabajo.

Lo que sí se ha reducido es el precio de la vivienda tras el batacazo que está sufriendo el sector de la construcción en España. Pero ni aun así, aseguran los estudios, los jóvenes asturianos tienen fácil acceder a ellas. El informe del Consejo de la Juventud asegura que el precio medio de los pisos que se comercializan en Asturias alcanzó durante el primer trimestre del año los 165.480 euros, lo que supone una rebaja del 6,82 por ciento en comparación con 2008.

Baja la vivienda y suben los salarios de los jóvenes. A pesar del incremento los jóvenes aseguran que sus salarios siguen siendo «bajos». El mismo documento señala que el sueldo medio de los asturianos con menos de 35 años se incrementó en un 4,52 por ciento durante el primer trimestre del año en la comparativa interanual. Según indica el Observatorio Joven de Vivienda, un asturiano de entre 18 y 35 años percibe una media anual de 14.972 euros anuales.

Los jóvenes asturianos soportan también una alta tasa de temporalidad, a pesar de que el informe apunta que la mayoría de la población activa juvenil de la región (78.643) tiene un contrato indefinido. En cambio, 48.000 personas trabajan de forma temporal, de las cuales 38.435 tienen un contrato por menos de un año.

En las siguientes líneas tres jóvenes cuentan sus experiencias en el mercado laboral y a la hora de buscar vivienda.

l Miguel Prado tiene 27 años y aún ve lejos el momento en que pueda emanciparse. Este turonés tuvo que cerrar el pasado mes de febrero la empresa que había creado junto a algunos antiguos compañeros de trabajo debido al bajón que está sufriendo la demanda. La compañía se dedicaba a la fabricación de portones. Ahora que está cobrando el paro, asegura que la idea de marcharse de su casa «ni se le pasa por la cabeza». «Aún no me he emancipado porque tanto la situación de la vivienda como la del empleo están fatal», señala.

A pesar de su juventud, Miguel Prado ya tiene una amplia experiencia en el sector del metal, que por el momento no le está sirviendo para acceder al mercado laboral. «Con la empresa acabamos perdiendo dinero a pesar de que hicimos las cosas lo mejor que pudimos». Prado quiere dar un giro a su futuro y ante el negro panorama laboral que ve ante sí se está planteando iniciar estudios en educación para niños, una profesión que, según confiesa, «siempre me gustó». Aunque apunta que ahora mismo está «abierto a cualquier posibilidad». Irse a vivir a Vigo, donde reside su novia, es otra de las opciones que baraja.

l Ana Vega asegura que durante el año pasado llegó a compaginar seis trabajos al mes y que «ni por ésas» consiguió el suficiente dinero para irse del hogar paterno. En la actualidad esta ovetense de 32 años compagina un empleo a tiempo parcial como azafata con talleres de literatura y con reseñas de libros para revistas literarias. Aun así, asegura que «juntando los tres empleos muchos meses no llegó a los 600 euros».

Ha pasado además por oficios tan diversos como el de limpiadora, dependienta, azafata de congresos y escritora, ya que su principal pasión es la poesía. «La única manera ahora de emanciparse es irse a vivir con la pareja y compartir los gastos, aunque eso no es independencia. La otra opción es que los padres te paguen el piso», apunta. El alquiler tampoco lo ve como una opción, pues lo encuentra demasiado caro en Asturias. «Una vez lo intenté, pero la mejor opción que encontré fue un agujero que costaba cien euros al mes», indicó.

l Jennifer Ignacio tiene un trabajo a tiempo parcial en una academia de educación de Oviedo. Esta mierense de 25 años asegura que no busca piso porque con el sueldo que percibe en la actualidad «no me llegaría para pagarlo». Tampoco ha barajado alquilar una vivienda. «Por muchas ayudas que esté dando el Estado, arrendar sigue siendo demasiado caro», indica Ignacio. Mientras, sigue en casa de sus padres.

Tras completar sus estudios de Magisterio, Jennifer Ignacio considera que la única puerta para acceder a una vivienda será conseguir hacerse con una plaza de funcionario en las oposiciones que lleva meses preparando. «Un trabajo fijo sería la solución», afirma.