Gijón, J. MORÁN

Enrique Suero Llera (Colunga, 1936), Javier de Montini en la profesión periodística, relata en esta segunda entrega de sus «Memorias» para LA NUEVA ESPAÑA sus experiencias como director de la revista «Lecturas» y su empeño para introducir a personajes diferentes de los habituales «del corazón».

l Escritores y pintores. «En los sesenta, el ambiente periodístico madrileño todavía giraba en torno al Café Gijón. Llegué a pertenecer a una tertulia de escritores del Café Gijón, con Dolores Medio y con Juan Antonio Zunzunegui. Entablé también relación con Ángeles Villarta, otra asturiana que había ganado el premio "Fémina" con la novela "Una mujer fea". Nacida en Lastres, vive todavía, y debe de tener unos 90 años. También cultivé el mundo de los pintores y en general me interesaba el campo de la cultura. Trabajé para la agencia SUNC, Servicio Universal de Noticias y Colaboraciones, un nombre pomposísimo. Era redactor jefe Alfredo Amestoy y allí hice muchos reportajes de artistas. Los reportajes empezaban a venderse bien y publiqué mucho a través de la agencia, con lo que sonaba el nombre de Javier de Montini. Tal vez por ello me llamaron de la agencia "Efe", para la sección de reportajes».

l Una entrevista a Sofía. «Estando en SUNC le hice una entrevista, probablemente de las primeras que le hicieron, o la primera incluso, a la Princesa Sofía. Había asistido a algún acto de los Príncipes y se me ocurrió proponérsela al director de SUNC, Francisco Bermeosolo, del Opus Dei. Escribí a la Zarzuela y mira por dónde me la concedieron. El fotógrafo y yo fuimos al palacio y la Princesa Sofía nos recibió junto a las dos niñas, Elena y Cristina, ya que Felipe no había nacido todavía. Era mayo de 1966 y Cristina cumplía un año, así que la portada de la revista "Meridiano" dio la foto de la Princesa con la niña en brazos. Entonces, los Príncipes prácticamente no tenían vida social importante; Franco los tenía un poco apartados, diríamos. Muchos años después la Reina me comentó que todavía se acordaba de la entrevista. No tenía enfoque político, sino que era una entrevista humana, sobre cómo vivían los Príncipes con las dos niñas. Sofía contaba que estaban locos de contento con ellas y cómo la mayor ya hablaba en dos idiomas, griego y castellano, aunque la pequeña sólo sabia decir algunas palabras. La Princesa Sofía hablaba ya bien el castellano, pero noté que lo hacía muy lentamente, hasta que me di cuenta de que era porque estaba traduciendo sobre la marcha. Ella entendía perfectamente las preguntas, pero la respuesta la pensaba en griego o en inglés y la traducía. Siempre recuerdo con emoción una entrevista que le hice a José Isbert, el inolvidable actor de "Bienvenido Mr. Marshall". Fue su última entrevista, unos meses antes de su muerte, el 28 de noviembre de 1966. Casi sin voz, respondía a muchas preguntas por escrito, en un bloc».

l «Efe» quiere famosos. «A "Efe" me llamaron porque les interesaban los reportajes, pero también hacía bastantes de cultura. La agencia los servía a todos los periódicos de España, pero veían que se publicaba mucho más una entrevista con Lola Flores que una con Cela. Una entrevista con un pintor se publicaba en dos o tres periódicos, pero la de un actor o un cantante salía en 20. Entonces, cada vez me pedían más artistas y me fui metiendo en la prensa del corazón. En "Efe" conocí a don Manuel Aznar, pero trabajé con los directores Carlos Sentís, Carlos Mendo y Alejandro Armesto. Estando en "Efe" gané el premio "Azorín" de prensa, entonces dotado con 40.000 pesetas, creo recordar que me vinieron fenomenal para la hipoteca. En los sesenta existían ya las cuatro revistas clásicas: "¡Hola!", "Lecturas", "Semana" y "Diez Minutos". También "Pronto", aunque era algo distinta. La prensa del corazón había nacido en los años cincuenta, pero empezó a sonar fuerte sobre todo con la boda de Balduino y Fabiola. Ahí pegó un despegue y cada vez subía más en ventas».

l Apoderado de una empresa familiar. «Estoy en "Efe" hasta 1972, cuando Julio Bou Gibert, otro maestro fabuloso de la prensa del corazón que dirigía la revista "Lecturas" en Barcelona, quiso montar una delegación en Madrid. Bou vino a Madrid y habló con una serie de personas, entre las que yo estaba. Él me sacó de "Efe" y me llevó con un contrato que tenía algo de fichaje. Fue comentado porque realmente iba a ganar tres veces más de lo que ganaba en "Efe", que eran unas 15.000 pesetas al mes. Pasé a ganar unas 50.000, por lo menos. Bou quería a su "hombre en Madrid" y junto a mí llegó algún fotógrafo, y después otro, y así sucesivamente hasta que montamos la redacción. Pasé a redactor jefe y de ahí a delegado y después director en Madrid. Terminé, cuando me jubilé hace tres años, como apoderado del grupo Hymsa (Hogar y Moda S. A.) el propietario de la revista, que últimamente han vendido a RBA. Cuando me nombraron apoderado, con plenos poderes para cualquier decisión, Julio Bou me felicitó porque "eres el primer apoderado que no es de la familia". Hymsa era una empresa de cuatro familias y me dieron absoluta confianza. De hecho, a partir de mi tercer año en "Lecturas", Bou confía en todo lo que yo le decía. Fue un director que siempre me respaldó y lo que yo proponía estaba hecho. Es difícil encontrar personas así».

l Venden las historias de amor. «La evolución de la prensa del corazón que yo conocí había comenzado a mediado de los años cincuenta, cuando se hablaba de las casa reales europeas y de estrellas del cine y la canción, pero casi todo internacional. En los sesenta empiezan a entrar reportajes de Carmen Sevilla, Sara Montiel, Marisol..., y en los setenta la televisión española ya tiene fuerza y empezamos con las estrellas televisivas. En "Lecturas" les dedicamos mucho espacio y fue un éxito. Dos o tres años fuimos número uno de ventas, incluso por encima de "¡Hola!". Y en estas revistas, que por algo se llaman del corazón, lo que vende son las historias de amor, aun hoy día. Me acuerdo de bodas históricas como la de Marisol y Carlos Goyanes, o la de Carmen Sevilla con Augusto Algueró. Y ya espectaculares, las tres que he vivido de la Familia Real de España».

l Escritoras, toreros y estrellas sociales. Como empeño personal, introduje en la revista a escritores, y particularmente escritoras. Entrevistas largas de cuatro o cinco páginas, con muchas fotos. Tenían el mismo éxito que las de una estrella, con la diferencia de que los escritores tienen más cosas que contar. Los toreros entran en la prensa del corazón en los ochenta. Antes había pocos que fueran famosos, Luis Miguel Dominguín, El Cordobés, Palomo Linares o, muy poco, Paco Camino o el Viti, al que le hicimos la boda. Después, en los noventa, ya todos los toreros entran en las revistas. Y en esos noventa ya es todo: Hollywood, España, o las estrellas sociales. Es el caso de Isabel Preysler, que se casa con Julio Iglesias, con el marqués de Griñón y después con Boyer. Pasó a ser una estrella social, que es la mujer que aparecía en todas partes o en campañas publicitarias como la de Porcelanosa y figurando en las fiestas y saliendo en los reportajes por elegancia, por guapa o por ser madre de dos hijos y esposa. Fueron también los años de la "beautiful people"».

l Políticos y familia. «Traté de ir metiendo a más gente en la prensa del corazón, por ejemplo a políticos. Entrevisté a Suárez, a Calvo-Sotelo, a González, con su mujer, y a Aznar. De todos ellos hemos publicado reportajes que creo que fueron interesantes, incluso algunos en portada. También le hice una entrevista al primer presidente autonómico de Asturias, Rafael Fernández. Yo pactaba con ellos siempre lo siguiente: "Publico una foto maravillosa de usted como presidente y luego tengo que publicar unas fotos de su familia". A mí me interesaban las familias. "Ahora bien, yo le dejo hablar a usted como presidente todo lo que quiera, pero luego tiene que hablarme de la familia". Y todos aceptaron. Cuando se legaliza el Partido Comunista me llaman un día al despacho para saber si íbamos a admitir publicidad del PC. "Todo lo que sea legal lo metemos". Y luego le hice una entrevista a la mujer de Santiago Carrillo, Carmen Menéndez, que es asturiana. Era traer a la revista a personas de sectores distintos, para no limitarnos a cantantes, actores y actrices. La verdad es que todo cabe; toda persona tiene una historia humana interesante, y el problema es que el periodista tiene que sacársela».

«Las revistas del corazón empiezan a sonar con la boda de Balduino y Fabiola, que es cuando pegan el despegue»

«La agencia "Efe" veía que la entrevista con un pintor salía en dos o tres periódicos, pero la de Lola Flores se publicaba en veinte»