Oviedo, J. A. ARDURA

«Estoy seguro de que muchos dirigentes de la Federación Socialista Asturiana brindarán con sidra asturiana por mi marcha». Francisco Javier García Valledor tiene claro que los socialistas asturianos, con los que compartió Gobierno en la anterior legislatura, están más que contentos con su marcha del Parlamento. Y probablemente no le falte razón. Las muescas de su currículum político llevan por nombre y apellidos alguna de las cuestiones más incómodas para el Gobierno socialista en los últimos años tales como la ampliación de El Musel, la línea Sama-Velilla, la incineradora de Serín o el embalse de Caleao.

Valledor ha sido el azote del PSOE. Tanto que algún Consejero llegó a insinuar que se iría del Gobierno si el dirigente de IU volvía al Ejecutivo tras el pacto. Areces dejó entrever que no le echarán de menos: «La coherencia del partido tiene que estar por encima de las organizaciones», dijo el Presidente.

«Estaba mucho más cómodo en la oposición», reconoce Francisco Javier García Valledor, que acaba de echar el cierre al año «más duro» de los catorce y medio que lleva en política. Apasionado y defensor del patrimonio, la cultura y la tradición asturianas, no vaciló a la hora de «cantar las cuarenta» a los consejeros socialistas. Especialmente llamativas resultaron sus intervenciones en las ponencias del Presupuesto de 2009, hace un año, cuando el PSOE no esperaba semejantes mandobles sobre la gestión cultural, medioambiental y educativa en plena «luna de miel» por el acuerdo de Gobierno. Valledor incluso se resistió a votar a favor del «presupuesto contra la crisis» defendido por su coalición. La excusa de IU fue una inoportuna «gripe», que podía colar dado el rigor del pasado invierno, pero que la sonrisa del propio Valledor, a medio camino entre la astucia y la ironía, se encargó de desmentir nada más reanudarse el período de sesiones.

Más o menos, por aquellas fechas, el diputado hizo votos por una refundación de IU de Asturias que atrajera a la gente de izquierdas que se abstiene, elección tras elección, para fortalecer a una formación que pierde votos sin prisa y sin pausa. La atrevida propuesta, divulgada en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA y para la que apuntaba como fecha de partida el 75.º aniversario de la Revolución de Octubre, no encontró apoyo entre sus correligionarios. «Ante las incertidumbres, debieron pensar que mejor no hacer mudanza en tiempos de tribulación», admite Valledor que ahora seguirá como militante de base de IU, en cuyo Consejo Político continuará cuando el martes recoja los pocos trastos que tiene en la Junta General del Principado. Y tras las vacaciones navideñas, esta vez sin gripe de por medio, de vuelta al colegio gijonés de las Ursulinas, donde volverá a la docencia el próximo 8 de enero.