Oviedo, Raquel L. MURIAS

Las mujeres asturianas viven una media de siete años más que los asturianos. Así lo desvelan los últimos datos sobre esperanza de vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) que ha vuelto a corroborar que las féminas de la región viven más años que los asturianos.

Las asturianas alcanzan una media de edad de 83,79 años, mientras que la esperanza de vida de los varones del Principado se queda en los 76,59, según los datos del INE que corresponden al año 2007. En diez años, la esperanza de vida de las féminas asturianas ha aumentado en más de un año, mientras que la del hombre ha pasado de 74,19 en 1997 a los 76,59 de 2007. Sin embargo, a pesar de que los hombres viven cada vez más, lo cierto es que aún no han llegado a alcanzar la esperanza de vida de las mujeres asturianas.

La media de esperanza de vida en la región (80,2 años), que incorpora los datos de la población masculina y femenina, se incrementó en cuatro años con respecto a 1991. Sin embargo, la esperanza de vida se incrementó más en otras regiones de España. Asturias se queda a la cola del país y sólo por detrás se sitúan: Ceuta (78,5), Andalucía (79,7) y Melilla y Canarias con (80,1).

Desde que existen los primeros registros de población, que datan del año 1.500, siempre las mujeres han tenido una esperanza de vida mayor que los hombres. Muchas son las razones que esgrimen los expertos para explicar los motivos de que ellas vivan más que ellos. Según el Centro de Investigación Poblacional de la Universidad de Texas, ellas tienen hábitos más saludables: suelen fumar y beber menos, no suelen desarrollar trabajos de riesgos y son más prudentes al volante, aunque también apuntan a que la inclusión de la mujer en el mercado laboral la ha puesto en contacto con muchos hábitos no saludables que antes no tenían. Otras teorías apuntan a que los corazones femeninos son más fuertes que los de los hombres y que el hecho de que el organismo femenino tenga dos cromosomas X y el hombre uno X y uno Y favorece que ellas, ante cualquier tipo de daño, pueden sustituir sus funciones. Otro riesgo que tiene los hombres es que la testosterona aumenta el nivel de colesterol «malo», con lo que hay más riesgo de sufrir un problema cardiaco. Los estrógenos de la mujer favorecen el colesterol «bueno», que actúa como protector del sistema renal y el corazón.