Diego Canga (Oviedo, 1964) es jefe de gabinete adjunto de Antonio Tajani, comisario de transportes de la Unión Europea, y presidente de Compromiso Asturias XXI, asociación que mañana celebrará en el Auditorio de Oviedo (18 horas) su gala anual. En ella sus miembros, 450 profesionales asturianos que trabajan fuera de la región, presentarán los frutos de su trabajo durante el último año: un documento en el que se recomiendan un centenar de medidas para mejorar Asturias y otro con propuestas de sectores con futuro para la economía regional.

-¿Cómo ha ido la elaboración de este documento?

-Ha sido un experimento con mucho éxito, con una acogida muy buena. Se han contabilizado más de 40.000 visitas en la página web de LA NUEVA ESPAÑA y en la de Compromiso Asturias XXI. La participación ciudadana nos ha desbordado. El público lo ha interpretado como una iniciativa sin precedentes en Asturias. Las contribuciones que hemos tenido han sido de mucho interés. Ahora nuestro reto es mantener vivo el proyecto.

-¿Y cómo?

-Vamos a presentar el documento a los partidos políticos, a los ayuntamientos y a la comunidad autónoma para que vean que se puede utilizar. Estamos pensando crear unos premios para destacar a aquellas empresas o instituciones asturianas que mejor ejecuten estas ideas. Dentro de dos años queremos hacer una revisión del documento. Con la buena acogida que hemos tenido sería una pena pararse aquí.

-Muchas de las ideas, para tener éxito, deberían ser asumidas por la clase política.

-Y por las empresas, por los ayuntamientos, por los ciudadanos... Hay de todo. Esperamos que el martes (por mañana) el presidente del Principado (Vicente Álvarez Areces) haga un anuncio en este sentido. Creemos que la comunidad va a asumir alguna. Tienen cien para elegir.

-Han recogido ideas de los países más avanzados de Europa. ¿Demasiado bocado para un millón de habitantes?

-Los asturianos no tenemos nada que envidiar a nadie. Podemos hacer nuestro trabajo igual que los suecos, que tienen mucho que aprender de los asturianos. Si son ideas que funcionan bien en otros sitios, no ve por qué no podrían funcionar en nuestra región. Pero cosas así necesitan tiempo. Es un maratón y no un sprint.

-¿Por dónde comenzaría a aplicar estas ideas?

-Por la educación, que es lo más importante de todo. También sería deseable que se comenzaran a aplicar cuestiones como la conciliación de la vida laboral y familiar, algo en lo que España está atrasadísima. Es posible trabajar como un bestia y tener vida privada. ¿Por qué España está a la cola en productividad de los países de la OCDE? Pues porque entre otras cosas tenemos un ritmo de trabajo y de vida que es una locura. Es cierto que temas así se ven como cuestiones exóticas, como cosas de suecos, pero la realidad es que en el resto de Europa también se trabaja un montón de horas, pero se está bien organizado. No se hacen pausas para comer de tres horas, ni se empieza a trabajar tan tarde... Y luego se quejan de que la gente no tiene hijos. La cuestión de la conciliación es una gran laguna que existe en este país.

-Ya trabajan en un nuevo proyecto: «Sectores de futuro en Asturias».

-Es un documento dirigido a los empresarios, a la Administración y al mundo universitario. Lo que hacemos es identificar nueve sectores sobre los que creemos que va a pasar el futuro.

-¿Y son?

-Nanotecnología, biotecnología, las tecnologías de la información y de la comunicación, la energía, el transporte y la logística, la construcción, la agroalimentación, el sector forestal y el turismo y el ocio. Son nueve sectores en los que pensamos que hay muchas oportunidades de futuro.

-¿Cuál es el origen de esta idea?

-En los próximos años van a ocurrir tres cosas en Asturias. En primer lugar, el dinero de los fondos estructurales (procedentes de la Unión Europea) se va a reducir. Se producirá el paso de prejubilaciones muy ventajosas a jubilaciones del régimen general, lo que supondrá una importante reducción de ingresos. La tercera es que el mundo está cambiando a una gran velocidad y Asturias no puede quedarse al margen. En el documento también se explica dónde hay fuentes de financiación para hacer todo lo que decimos. No hacemos documentos teóricos. Ya que se va a reducir el dinero de los fondos estructurales hay que arañar de otro sitio. Y en Bruselas hay más oportunidades que los fondos estructurales.

-¿Se presenta un futuro oscuro sin fondos europeos ni prejubilaciones?

-No me atrevo adjetivar el futuro de Asturias. Lo que dice el documento es que se van a presentar una serie de oportunidades que hay que aprovechar. Y en Asturias hay suficiente talento, imaginación y gente preparada para poder aprovecharlas.

-Pero...

-En Asturias hace falta un cambio de chip, de mentalidad. No sirve de nada hablar de nanotecnología si pensamos que lo mejor es esperar a las subvenciones del Estado.

-¿Una mentalidad anclada en los ochenta?

-Tanto como eso no. En Asturias hay gente muy buena a todos los niveles, pero tiene arraigada la mentalidad de ir a remolque. Pero tengo mucha confianza en esta región, teniendo en cuenta sus limitaciones, porque esto no es California. Y al mismo tiempo hay que aprovechar al máximo la elevada capacidad que tenemos.

-¿Se mantiene cierto victimismo, como por ejemplo al tratar la emigración como un drama?

-Un poco. Tener cientos de asturianos fuera puede ser una riqueza. Y la prueba es esta asociación, que hace cosas que se ven, que se tocan, no sólo bonitos discursos.

-¿Se está logrando ver el lado positivo de la emigración asumiendo que los conocimientos que un asturiano adquiere fuera acaban retornando de una u otra forma?

-Sí, es una idea que surgió de nosotros. Fuimos los asturianos que vivimos fuera los que nos dimos cuenta de que hay una riqueza pendiente de explotar, y voluntariamente decidimos poner esa riqueza al servicio de Asturias sin pedir nada a cambio. Los asturianos se están dando cuenta de que tener a tantos centenares de personas trabajando fuera en buenos puestos puede ser hasta útil.

-¿Cómo ve el futuro?

-Llevo 20 años viviendo fuera y Asturias me gusta cada vez más. Veo cómo aumenta la calidad de vida y cómo mejoran las cosas, aunque quizá no a la misma velocidad que en otros sitios. Pero siguen existiendo problemas endémicos.

-¿Cuáles?

-El localismo me desespera. Hace un daño terrible a Asturias. Y hay localismo a todos los niveles, tanto entre los políticos y empresarios como a nivel de calle. Sería deseable una mayor altura de miras. Pero en general la evolución de Asturias me gusta, me parece positiva.

-¿Envidia algo de Asturias?

-Tengo una debilidad: lo bien que se cuida todo lo relacionado con la comida en los supermercados, en los restaurantes, la variedad gastronómica que hay. En esto el nivel es altísimo, pero no se ha sabido explotar. Los asturianos tenemos que aprender a vendernos mejor, porque lo hacemos muy mal, y dedicar menos tiempo a los localismos.

Perfil:

Diego Canga.

Nació en Oviedo el 25 de diciembre de 1964. Cursó estudios de Derecho en la Universidad de Oviedo, que completó en Bruselas y Cambridge. Lleva casi dos décadas trabajando en Bruselas. Ejerció como letrado del servicio jurídico del Consejo de la Unión Europea, formó parte del equipo de la fallecida Loyola de Palacio cuando ésta fue comisaria europea de Energía. Ahora ejerce como jefe adjunto del gabinete de Antonio Tajiani, comisario de Transporte de la UE.