Oviedo, L. PALACIOS /

P. GONZÁLEZ

La nieve se fue de playa. Una «nevadona», la mayor que se recordaba desde 1996 en ciudades como Oviedo, se apoderó ayer de la mayor parte de Asturias. A primera hora se presentó sobre los arenales de todo el litoral asturiano para fundirse, al poco, a orillas del Cantábrico. Lo que en un sábado de descanso era insólito paisaje para jugar junto al mar resultó obstáculo casi insalvable en la carretera. Tanto que hubo que cortar temporalmente la Autovía del Cantábrico (A-8) en Colunga. Por contra, el tráfico en el Huerna se normalizó para todo tipo de vehículos y la autovía permanecía abierta al cierre de esta edición. En Pajares, abierto, era obligatorio el uso de cadenas. Aunque los viajes y los accesos a las ciudades se complicaron, sobre todo a primera y última hora de ayer, la visita de la «nevadona» en fin de semana evitó lo que podría haber sido un colapso regional y facilitó que la región se llenase de niños a bolazo limpio en los parques y de adultos mirando por la ventana el lento fluir de los copos. Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología anuncian para hoy una mejoría del tiempo, con una ascenso de la cota de nieve a los 300 metros.

La nieve era un vaivén. Hubo tormentas intermitentes a lo largo de la mañana y a última hora de la tarde y primera de la noche. La «nevadona» madrugó en la playa de Poniente, en Gijón, en Luarca y en la playa de Aguilar, en Muros de Nalón.

La situación en las carreteras no fue tan complicada como en días atrás. Pajares permaneció cerrado al paso para camiones a primera hora de la mañana y con cadenas para el resto de los vehículos. A mediodía se restableció completamente el tráfico. La gran novedad de la jornada fue la apertura al paso de vehículos pesados de la autopista del Huerna, la A-66, después de los cortes intermitentes de las últimas horas y de luchar contra dificultades añadidas, como la nieve acumulada en los últimos doce días o las ventiscas que dejan sin visibilidad a los conductores.

El viernes, unos 135 camiones se quedaron atrapados en áreas de servicio, ante la imposibilidad de cruzar hacia la Meseta. A las doce y cuarto de la mañana, el tráfico quedó abierto para el convoy de vehículos pesados, aprovechando lo que los técnicos denominan una «ventana de buen tiempo», es decir, un momento en el que no se prevé que se produzcan nuevas nevadas a corto plazo.

El temporal ocasionó por la mañana el corte de la autovía A-8 en Colunga y en ambos sentidos. La circulación también fue dificultosa en la Autovía Minera. Mientras, el 112 recibió unas 4.000 llamadas, la mayor parte informativas, el doble de lo normal. El frío siguió dificultando el tráfico ferroviario: los servicios de Renfe de media distancia entre León y Gijón siguieron suspendidos y los usuarios del Alvia se vieron obligados a cambiar de tren en Valladolid. Un tren-hotel que debía haber llegado a Gijón procedente de Barcelona a las ocho y media de la mañana lo hizo por la tarde. Los autobuses de Alsa no salieron hasta las nueve de la mañana, pero el servicio se normalizó a lo largo del día. En el aeropuerto se anuló un vuelo a París.