Se supone que hoy serán aprobados los términos del «Zapatazo», la más drástica inflexión en casi 6 años de zapatismo, un cambio de rumbo del barco, un aterrizaje abrupto. Podríamos también llamarlo «plan Z» por otro motivo, pues es el último que le queda al abecedario político del Presidente. Si le falla, adiós Moncloa, y que Europa nos coja confesados a todos. El «Zapatazo» ni siquiera arreglará las cosas a corto, pero creará confianza. ¿A quién? A los que al final cuentan, es decir, al gran capital global, con sus gestores, analistas, gurús, bolsas, portavoces, foros y sus mil centros de decisión, sin que haya un centro o Estado mayor. Una perfecta máquina biológica, una ameba gigantesca que envuelve la tierra y se alimenta de sus bichos. Para ganar la confianza de los que cuentan, el «Zapatazo» deberá ofrecerles, en prueba de vasallaje, la cerviz de los que no cuentan.