En tiempo de galerna lo que más importa es que en el puente haya un piloto que sepa de navegación, infunda confianza y no pierda los nervios. Los demás, al menos hasta que la galerna aplaque, deben dejarle hacer, y limitarse a que el pasaje esté tranquilo y la carga quieta. Tal vez sería mucho pedir que José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, nos lleve a buen puerto, pero si al menos capea el temporal sin que se abran más vías de agua en el casco, estabiliza el rumbo y aguanta la potencia de empuje, habrá prestado al país un enorme servicio. De momento, ha dicho cosas tan sensatas como que los motores que deben tirar de la nave son un turismo menos estacional y un sector de la construcción remozado. En momentos de tribulación no hacen falta inventores, sino individuos con la mente clara para ver lo que hay, y para tirar del arado con los bueyes que se tienen.