Oviedo, Pablo GONZÁLEZ

La dirección del Partido Popular (PP) en Asturias ha preferido no recoger el guante lanzado ayer por algunos de sus dirigentes sobre la necesidad de que la cúpula de la formación se muestre más contundente y clara a la hora de ofrecer al ex ministro de Fomento Francisco Álvarez-Cascos la cabeza de lista para las elecciones autonómicas de 2011. «No queremos polémica en asuntos en los que estamos todos de acuerdo. Si Cascos quiere venir, estamos encantados», señalaron desde la dirección del PP.

Mientras, las muestras de apoyo para que Álvarez-Cascos regrese a primera línea se siguen sucediendo desde distintos estamentos del partido. En Gozón, su alcalde, Salvador Fernández, aseguraba que los vecinos de la localidad «claman por que Álvarez-Cascos tome las riendas del partido» en la carrera hacia el Gobierno regional, según informa B. FERNÁNDEZ. En otros lugares, como Peñamellera Alta, la junta local aprobó por unanimidad pedir al partido que solicite a Álvarez-Cascos encabezar la lista en las próximas autonómicas. Algo que a lo largo de los próximos días, bajo ésta u otras fórmulas, se repetirá en otras localidades del oriente asturiano.

Pero desde la dirección regional se defiende el respeto a un proceso y a sus tiempos, que oficialmente no arrancarán hasta después del verano. Desde la sede regional popular se repite a todo aquel que lo quiera oír el mensaje de «ésta es su casa», que tan poco convincente parece a los casquistas, cada vez que sale a relucir la cuestión del ex vicepresidente del Gobierno con José María Aznar. Al tiempo que se subraya que el de la candidatura «es un debate que ahora no toca».

En este punto, desde el partido coinciden con el propio Álvarez-Cascos, que en su visita a Asturias del pasado fin de semana evitó entrar en el debate sobre su candidatura porque «no es el momento». Desde determinados círculos se defiende que quien debe postularse a la candidatura es el propio Álvarez-Cascos. «Da la impresión de que está tanteando el terreno, tratando de crear ambiente, cuando lo que debería hacer es manifestarse y aclarar sus intenciones», dicen quienes no entienden por qué el ex ministro no da el paso.

«Si se mantiene callado es porque conoce muy bien los mecanismos internos del partido, sus plazos y reglamentos. No hay que olvidar que como secretario general fue el que convirtió al PP de Aznar en un partido ganador», recuerda un dirigente cercano al ex ministro. «Y es un gran estratega. ¿O no se nota que en el PSOE comienzan a cundir los nervios?», dicen desde otro ámbito popular en referencia a las declaraciones en las que Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno, sostuvo al respecto que «si un partido se siente nostálgico de su pasado, sobre todo del más radical, duro y extremista, parece indicar que no tiene dónde escoger ni tampoco muchas ansias de cambio».

Lo que ni casquistas ni oficialistas parecen querer es un enfrentamiento abierto. El mensaje del «no sobra nadie» ya se escucha, aunque otras voces lo aderezan con el que «no sobra nadie que quiera trabajar y no sólo mantener su estatus».