Oviedo, R. LÓPEZ MURIAS

Los agricultores y ganaderos afectados por los daños causados en sus propiedades por las especies cinegéticas no pueden más. Los afectados aseguran que las indemnizaciones de la Administración regional y de las asociaciones de cazadores que gestionan los cotos de caza no les cubren para reparar los daños y, encima, según denuncian, en muchas ocasiones esos pagos nunca llegan.

Para luchar por unos pagos «justos», los ganaderos afectados por los ataques de las especies cinegéticas han fundado una nueva asociación, la tercera en Asturias con este fin. Bajo el nombre de Asproar 33 (con sede en Langreo), este nuevo colectivo intentará buscar apoyos en el resto de asociaciones que ya hay en la región y que nacieron con el mismo objetivo: Asgall (Asociación de Ganaderos Afectados por el Lobo en Lena) y Apgoa ( Asociación de Pastores y Ganaderos del Oriente de Asturias). Los tres colectivos tienen un frente abierto contra la Administración, a la que culpan del «descontrol en los pagos y la superpoblación de especies salvajes» y solicitan que se lleven a cabo más cacerías para mermar las poblaciones de jabalíes y lobos, principalmente. Dicen los ganaderos que «lo de los jabalíes y los lobos es una plaga».

Víctor Coto es el presidente de Asprogar 33, que ya cuenta con 60 socios desde que se fundó hace poco más de tres meses, y explica que los ganaderos como él «no somos ningunos revoltosos ni resentidos, pero queremos poder vivir del campo como hemos hecho siempre y así no podemos». Coto augura que si no se mejora el sistema de pagos y se garantiza que el dinero llegue a los afectados, «la vida en el campo está abocada a acabarse en pocos años». Coto pone un ejemplo simple para dar una idea clara del precio de vivir en el campo: «Si vamos a tener que comprar hasta los huevos porque las especies cinegéticas nos devoran las gallinas, entonces ¿qué ventajas tiene el que vive en la zona rural?».

La primera reclamación que Asprogar 33 plantea sobre la mesa es saber «de quién son los animales salvajes». «Si son de la Administración, ¿por qué no son ellos los que asumen los pagos al afectado?», reclama Cueto, que afirma que el sistema asturiano de derivar al cazador el pago de los daños de jabalíes y corzos «no está funcionando porque los cazadores muchas veces no se hacen cargo de los daños y, además, las cifras de los baremos son irrisorias».

Aunque con matices, Asgall y Apgoa defienden lo mismo. Chus García es uno de los 65 miembros de Asgall (fundada en 2002) y asegura que «la mayoría de las veces los ganaderos no cobramos los daños». Explica que la Administración, que es la que gestiona y abona los daños por ataques del lobo, «intenta por todos los medios esquivar el daño, dicen que los animales mueren por ataques de perros salvajes, cuando jamás nadie ha visto uno por aquí. Saben de sobra que son los lobos los que atacan, pero si falta el cadáver o no hay muchas huellas, entonces, no nos pagan», asegura. En otro punto en el que coinciden las asociaciones de afectados es en defender la presencia de los animales salvajes en el monte, «pero en su justa medida, tiene que haber un equilibrio», afirma el vicepresidente de Apgoa, Ángel García, que también reclama otro sistema de pagos. «Los cotos sólo pagan a sus amigos o cuando les viene en gana. Estamos abandonados por la Administración».

Ahora, y tras un intento fallido llevado a cabo hace años para hacer un frente común, la revuelta entre las gentes del campo vuelve a rebrotar en busca de que alguien les garantice que cobrarán por sus daños, «sin ganar ni perder dinero», asegura Víctor Coto.