Había una vez un presidente del Principado llamado Sergio Marqués que invocó en sus estertores políticos a una dama que sólo a él se le aparecía tras cada empeño por mantenerse al frente del Gobierno regional. Aquella fermosa hembra llamábase doña Clara Demanda Social y, según Marqués, no dejaba de transmitir el fervor del pueblo astur por que él siguiera amarrado al timón del palacio de Suárez de la Riva en mitad de una galerna monumental desatada por quien, por entonces, reinaba sobre la mar océana del PP asturiano y casi hasta nacional. Aquel señor de todos los mares y ríos populares (y salmoneros) llamábase Francisco Álvarez-Cascos, que abrió la crisis a muletazos en Cangas de Onís, iba clamando tronante que prefería partido sin gobierno a gobierno sin partido, y daba la mano a Marqués en Avilés al tiempo que miraba para Toledo.

Pasaron los años, perdióse en el olvido el hechizo de doña Clara Demanda Social y ahora aquel implacable general secretario del PP acaba de declarar (ayer, en el Colegio Mayor Covarrubias de Madrid) que hay un «pressing» en Asturias para conseguir que él se presente como candidato autonómico en Asturias.

Bienvenido, por tanto, este míster Pressing, quien quiera que sea, acaso gemelo inglés de aquel Presi gijonés tan célebre de la tonada, pero sin duda alguna hermano de doña Clara Demanda Social, dama sin par que cantaba como las sirenas de Ulises, llevando a los marinos a su perdición.