Oviedo, Nicole CACHO

Internet. Esa herramienta que muchos consideran como el invento del milenio, esa red de redes que ha revolucionado la forma de trabajar y de comunicarse y que se ha convertido en un «vicio» y una necesidad para muchos, aunque sigue siendo algo prescindible e incomprendido para otros. Sí, internet está llena de ventajas, pero desde hace tiempo ya se hacen notar sus inconvenientes, sus problemas, y uno de ellos, de los más preocupantes, viene en ocasiones con chucherías en los bolsillos y con la «edad del pavo» en pleno apogeo.

Y es que cada día que pasa se conocen más casos de menores de edad que han sido ingenuas víctimas de fraudes, de chantajes, del «ciberbullying» o de difamación, por no hablar del tráfico de pornografía infantil. Males que son ejecutados en las mismas redes sociales, ahora tan de moda, y a las que, en teoría, no podrían acceder los menores de 14 años. Aunque la realidad es otra, pues los mecanismos existentes para el control de estas webs están todavía muy verdes.

Los expertos dicen que este problema se soluciona con educación sobre las nuevas tecnologías, algo a lo que los padres y los centros educativos deberían dedicar más tiempo.

«Hay que empezar con poner el ordenador en un espacio común, de tránsito de toda la familia, no condenado en la habitación del menor, pero sin fiscalizar, que es lo peor que se puede hacer», indica Lidia Parra, del proyecto educativo «Internet y familia», que se realiza desde la Fundación CTIC en todo el territorio asturiano. «La educación es primordial, pues hay que enseñar a los menores que internet tiene muchas cosas buenas, pero hay que prepararles para los peligros que se pueden encontrar en la red», añade la experta. En Asturias, comenta Parra, los problemas más frecuentes son los chantajes y las burlas entre menores, y casos de difamación de profesores por las redes sociales, tales como Tuenti, Facebook o Hi5.

Ante uno de esos problemas, Parra señala que hay tres mecanismos por los que denunciar el hecho, según la gravedad de los casos. El primero es informar a la misma red social, que se encargará de evaluar y arreglar el problema si es un caso leve. El segundo mecanismo es poner una denuncia en la Agencia de Protección de Datos, y si el caso es muy grave se debe ir al Cuerpo de Policía y a la Guardia Civil, que tienen departamentos encargados de los delitos en las webs.

«Internet abre un mundo de libertades al que muchos menores no están preparados para afrontar, y es responsabilidad nuestra el educarlos, el prepararlos para que no sean presa fácil», sentenció la experta.

«Intentamos aconsejar a los centros educativos y a las familias, haciendo hincapié en la importancia de la cláusula de privacidad de todas estas redes sociales, asesoramos sobre cómo compartir fotografías en las redes, de cómo esto puede acabar en robo de imágenes si uno no tiene cuidado, y les enseñamos qué mecanismos de defensa tienen ante posibles problemas», informó Parra. «Los chavales no saben que existe un apartado de privacidad para establecer quién puede ver sus fotos», denunció la experta. Y, claro, esto normalmente acaba con imágenes privadas de menores disponibles a todo cibernauta que haga una simple búsqueda por Google.

Por otro lado, el escritor y experto en temas de privacidad en la red Leonardo Cervera -responsable del libro «Lo que hacen tus hijos en internet»- insiste en que el principal problema es que la educación tecnológica no está en el programa escolar. «Los padres, además de enseñar a sus hijos cómo comer o que antes de cruzar una carretera hay que mirar a los dos lados, deberían decirles cómo usar el ordenador», opinó Cervera. «Los adultos usan internet; los chavales viven en internet, son nativos, y hacen lo mismo que en el mundo real, pero en muchas ocasiones sin vigilancia y sin restricciones», alertó el escritor, que aconseja a todo el mundo que «hay que pensar dos veces antes de compartir imágenes por las redes sociales». «En España, no se puede tener un perfil en una red social si se es menor de 14 años, pero la realidad es que hay niños de 10 años haciendo auténticas barbaridades, colgando fotos absurdas y arriesgándose a ser víctimas de algún crimen», señaló Cervera, que admitió que la solución al problema es fácil a la vez que complicada, porque «no se le pueden poner puertas al campo».

Pero sí limitaciones. Actualmente, las redes sociales poseen herramientas para detectar a menores de 14 años entre sus «socios», pero éstas no responden todo lo bien que deberían. En teoría, cuando se encuentra a un «menor sospechoso» se le envía un correo para verificar su edad, y si no es respondido en un plazo de catorce días se anula la cuenta.

«La Comisión Europea está en plena batalla para que estas herramientas de protección de edad se implementen y se hagan más efectivas, pero queda mucho camino por recorrer», concluyó Parra.