Oviedo, J. A. ARDURA

Las relaciones entre los dos socios del Gobierno regional, PSOE e IU, no son fáciles. La discusión, subida de tono, de Fernando Lastra, portavoz socialista en el Parlamento regional, con Aurelio Martín, consejero de Medio Rural, a cuenta esta vez del coto de caza de Cangas del Narcea -que tuvo como escenario los pasillos de la Junta General el pasado jueves- es sólo el último episodio, por ahora, de una relación por momentos tensa entre las dos fuerzas que sustentan el Gobierno de Vicente Álvarez Areces desde hace casi diecisiete meses. Y sin embargo, pese a las diferencias patentes en ese período, PSOE e IU mantienen un matrimonio que bien podría considerarse de conveniencia. ¿Qué los une, entre tantas fricciones? Los dineros del Presupuesto. Sobre todas las diferencias, exhiben la necesidad de dotar de estabilidad al Gobierno para afrontar la crisis económica con la principal herramienta de la que dispone el Principado: su Presupuesto regional.

La lista de discrepancias engorda cada día. La protección paisajística del concejo de Aller, con la línea de evacuación eléctrica Sama-Velilla como telón de fondo, la integración del Hospital del Oriente en el Servicio de Salud del Principado y la ley de Asturianía han disparado la tensión en el Parlamento regional, donde los socialistas llevan, con precisión de reloj suizo, la cuenta del número de veces que sus socios han votado junto al único grupo de la oposición, el PP, en mociones, proposiciones y comisiones. En trece ocasiones han votado PP e IU en contra del PSOE, mientras que sólo en dos ocasiones los socialistas han votado junto al PP frente a la postura de la coalición, la última en el Pleno del viernes, al condenar ambos el régimen de Castro en Cuba. Anteriormente, PSOE y PP habían sumado sus votos para pedir la conexión de la Alta Velocidad entre el Norte y el corredor mediterráneo.

Pese a todo, los socios de gobierno no dejan de hacer balance positivo cada vez que se reúnen para evaluar el estado de la relación, cuya conveniencia saltó a la vista todavía a principios de este mes, cuando tanto el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, como el secretario general de la FSA, Javier Fernández, y el coordinador general de IU, Jesús Iglesias, destacaron la fortaleza del pacto de la izquierda asturiana. Otro dato concluyente es que, pese a lo llamativo de las votaciones conjuntas entre IU y PP, lo cierto es que los dos socios de gobierno han votado de forma conjunta, frente a los populares, alrededor de un 75 por ciento de las consultas durante el último año legislativo, mientras que la coalición y los populares sólo han estado de acuerdo, frente a los socialistas, en un 3 por ciento de las votaciones. «La maquinaria del pacto está bien engrasada», sostienen en el PSOE.

Da la impresión, de puertas afuera, de que las direcciones de PSOE e IU tienen, si no pactadas sí al menos habladas, las discrepancias antes de que éstas trasciendan. De muestra bien vale el botón de la incineradora. Cuando el líder de la FSA, Javier Fernández, reactivó a principios de año esta cuestión polémica, que no forma parte de los pactos de gobierno, ya se lo había advertido con anterioridad a su homólogo en IU, Jesús Iglesias, en una de las conversaciones que suelen mantener desde que ambos suscribieron el pacto. Tampoco cabe desdeñar que buena parte de las discrepancias más llamativas, sobre todo la ley del Hospital de Oriente, se remontan a cuestiones que arrancaron mucho antes de que Javier Fernández y Jesús Iglesias dieran su visto bueno al acuerdo de gobierno en vísperas del día de Difuntos de 2008.

Pese a ser muy anterior al pacto, la unión de fuerzas entre IU y PP para incluir el Hospital del Oriente en la red pública del Sespa ha sido la diferencia más trascendental y también la más rechazada por los socialistas. Hasta en tres ocasiones sus socios se aliaron con los populares para cabreo, sobre todo, del portavoz socialista en la Junta, Fernando Lastra, y de la portavoz del Gobierno, Ana Rosa Migoya, que acusaron a IU de desoír los informes jurídicos del propio Parlamento y de alumbrar una ley que calificaron de inconstitucional. Pero ni siquiera este asunto, al que todavía le queda recorrido porque ahora el Gobierno tiene seis meses para desarrollar esa ley, alteró el pulso de la FSA. En pleno rifirrafe dialéctico, Javier Fernández reconoció la «discrepancia profunda» entre ambas formaciones sobre el Hospital de Arriondas, pero asumió que no es una materia incluida en el acuerdo de gobierno y matizó que se trataba más de una diferencia sobre interpretación jurídica que política.

Con respuestas de ese tenor en momentos delicados por parte de Javier Fernández, no resulta nada extraña la valoración que da el coordinador general de IU de Asturias, Jesús Iglesias, cuando se le pregunta hasta dónde aguantará el pacto: «Mientras resulte útil para conseguir objetivos y desarrollar las políticas que consideramos esenciales y prioritarias para Asturias», dice, tras recordar que al inicio de la presente legislatura, cuando el Gobierno de Areces gobernaba en solitario, peligraron algunas de las políticas enarboladas por Izquierda Unida en la anterior legislatura como, por ejemplo, el salario social.

La coalición respondió a lo que consideró entonces «una derechización» del Ejecutivo de Areces con una prórroga presupuestaria que dejó en evidencia las debilidades del Ejecutivo asturiano. Luego arreció la crisis y Javier Fernández, ante el riesgo de un pacto presupuestario con el PP, con el que Ovidio Sánchez llegó a flirtear y hasta ofrecer a Areces, optó por recuperar el bipartito con IU en la que fue su primera decisión tras ser reelegido secretario general de la Federación Socialista Asturiana, en el verano de 2008. Nada más regresar al Gobierno regional, IU revisó las peticiones paralizadas del salario social y aumentó el número de perceptores. Objetivo conseguido. Y en esa estrategia dicen seguir, arañando más dinero para los servicios sociales y la dependencia aún en Presupuestos ajustados como el de 2010.

¿Pero cómo entenderán los ciudadanos y las bases de PSOE e IU las diferencias, en ocasiones escenificadas sin ningún tipo de reparo? «Es difícil saberlo», comenta Jesús Iglesias. «PSOE e IU tienen su electorado y esas discrepancias suponen, también, la expresión de sus identidades propias. Debemos ser capaces de evitar que esas diferencias repercutan en la acción de gobierno. Las discrepancias no pueden trasladar a los ciudadanos una imagen de fragilidad del Gobierno regional», concluye el coordinador general de IU de Asturias.

Las experiencias acumuladas en el bipartito de la legislatura anterior y, sobre todo, la erosión de desavenencias en gobiernos de coalición de otras autonomías, como Galicia y Cataluña, también están muy presentes en las mentes de los dirigentes del PSOE y de IU de Asturias, las fuerzas garantes de un bipartito que tendrá en el proyecto de la incineradora y en la elaboración del Presupuesto para 2011 las dos reválidas definitivas para saber si llega al fin de esta legislatura.