Oviedo, Raquel L. MURIAS

Castilla y León no va a impulsar ninguna medida para reforzar la protección sobre el oso pardo cantábrico, pese a que la comunidad castellana registra los peores datos de la cordillera Cantábrica y contabiliza, desde el año 2000, diez muertes de plantígrados, lo que multiplica por cinco la cifra de cadáveres encontrados en el Principado. Los últimos restos de un oso muerto en Castilla y León se encontraron anteayer en Páramo de Sil, a quince kilómetros de Asturias.

La Consejería de Medio Ambiente de Castilla y León explicó ayer en declaraciones a este periódico que considera «suficientes» las medidas de las que dispone hoy para luchar contra el furtivismo y el envenenamiento de los osos y que no se plantea echar a andar ninguna línea de refuerzo. A pesar de que desde Castilla y León defienden su modelo de gestión, los datos perfilan que la realidad y la esperanza de vida del oso pardo cambia mucho de uno a otro lado de la frontera.

De las trece muertes de oso pardo registradas en los últimos diez años en la cordillera, seis de los animales fueron envenenados, dos murieron por el disparo de los cazadores furtivos, uno por un lazo ilegal y otro por atropello. Por comunidades, Castilla y León registró diez muertes, frente a las dos de Asturias y una en Galicia.

Desde el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas), Roberto Hartasánchez asegura que la comunidad vecina no pone el mismo empeño que Asturias en preservar y proteger a la especie. Tal es así que Hartasánchez, al igual que se viene haciendo desde otras asociaciones ecologistas y conservacionistas, cree que a Castilla y León le «molesta» la presencia del oso en sus montes, porque les están paralizando la puesta en marcha de grandes obras en la comunidad, como la estación de esquí de San Glorio, un proyecto que pretende convertir 1.500 hectáreas de parque natural en zona deportiva.

Por si ya los datos del número de muertes en Castilla y León eran poco halagüeños, a esto hay que sumar que sólo dos hembras con tres oseznos habitan en la zona oriental de la cordillera Cantábrica, espacio delimitado por las provincias de Palencia, León y Cantabria. Sin embargo, mientras las cifras de la población oriental no hacen más que alertar del «estado crítico» de la especie en esta franja, en la occidental, donde se incluye Asturias, los avances en conservación siguen creciendo desde que en el año 1989 comenzó la labor para la recuperación del oso pardo cantábrico en Asturias, Castilla y León, Galicia y Cantabria. Se calcula que hoy habitan en los montes asturianos cien osos y según los cánones que establece la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, los osos de la zona occidental han pasado de estar «en peligro crítico» a «en peligro». La población oriental partía de una situación más extrema, ya que en 1989 el recuento de los especialistas detectó la presencia de sólo dos osas con crías en esta zona, y el dato sigue siendo el mismo. Asturias quiere que Castilla y León arrime el hombre con el oso, que es un símbolo de conservación y un atractivo turístico para el Principado. Ayer el Bloque por Asturias también solicitó que se acometan mejoras en la Senda del Oso, donde habitan «Paca», «Tola» y «Furaco». El Bloque pide el cierre temporal de algunas partes de la Senda del Oso para que se cometan obras de mejora, se retiren los vertederos pirata del sendero y se mejore la seguridad del paseo.