Oviedo, P. GONZÁLEZ /

E. LAGAR

El Servicio de Salud del Principado (Sespa) se excedió en 157 millones de euros sobre lo presupuestado para 2008, pero utilizó un artificio contable para evitar consignar en las cuentas del Principado de ese año casi la mitad (67,7 millones de euros) de esa cantidad. La presencia de un gasto reiterado no contabilizado y que se va arrastrando a siguientes ejercicios -tal y como evidencia la auditoría de la Sindicatura de Cuentas difundida ayer- ocasiona el espejismo de que la tesorería de la sanidad asturiana se encuentra más saneada de lo que realmente está. Dicho en palabras del informe de los síndicos: la fiscalización del gasto se ve afectada «significativamente» por «la existencia de un recurrente gasto no contabilizado» que «distorsiona las evaluaciones sobre su situación presupuestaria».

El informe que ayer difundió la Sindicatura de Cuentas sobre los dineros que gestionó la Administración regional en 2008 dedica un amplio apartado a analizar la evolución del gasto sanitario en la región, la porción más importante de todos los recursos que maneja el Principado. Si en las dos anteriores auditorías la Sindicatura había constatado un exceso de gasto sobre lo presupuestado de 80 y 120 millones en 2006 y 2007, respectivamente, la cifra del desfase se elevó en 2008 hasta los 150 millones de euros.

El gasto en personal tiene mucho que ver en que el Sespa se haya pasado de largo. Los sanitarios asturianos suponen el 51 por ciento del gasto del Servicio de Salud. Y en 2008 esa partida ascendió a 755,8 millones de euros, un incremento del 11 por ciento con respecto al año anterior. El porcentaje esconde el volumen de la factura en una partida tan cuantiosa: la Administración pagó 75 millones de euros más por su personal sanitario. Y sobre lo que estaba presupuestado en este capítulo se gastaron 25 millones más. La Sindicatura subraya el «constante crecimiento» del capítulo de gastos de personal al indicar que entre 2005 y 2008 el dinero en sueldos creció un 33,40%.

En 2008, el Servicio de Salud tuvo que hacer frente a aumentos del gasto de sus trabajadores en varios frentes. Por una parte estaba la llamada «carrera profesional», el pago de complementos a los funcionarios cuya finalidad es «la promoción, desarrollo y reconocimiento del personal sanitario». Ese año, el coste de la carrera profesional se incrementó en 22 millones de euros. Los complementos costaron en total 44 millones de euros al erario público. El resto se fue en pagar trienios (7 millones más), la subida de las guardias (4 millones), la incorporación a las pagas extra del complemento específico (7 millones más con respecto a 2007) y, finalmente, la subida salarial del 2 por ciento acordada con los sindicatos, que se tradujo en una aportación extra de 13 millones de euros sobre el año anterior. En el análisis que la Sindicatura hace del Sespa, un apartado que corrió a cargo del síndico Antonio Arias, se constata el maquillaje presupuestario hecho por el Servicio de Salud para evitar consignar en las cuentas de ese año el total del gasto que había superado las previsiones presupuestarias y tratar de adelgazarlo en casi 68 millones. Pero la auditoría también encuentra otras operaciones contables menores que distorsionan el análisis del estado real del Sespa. Dos casos: se estaba infravalorando en 3,3 millones el gasto farmacéutico y no reservaron partidas en el presupuesto para hacer frente a los 4,9 millones de euros en intereses de demora reclamados por vía judicial por diversos acreedores. No obstante, Arias matizó ayer a LA NUEVA ESPAÑA que «siendo muy alta la cuantía de 157 millones (el desfase presupuestario), están suficientemente controlados contablemente». Al tiempo, quiso añadir que la Sindicatura no hubiera podido hacer «tan rápidamente» su trabajo «si no nos hubieran ayudado desde la dirección del Sespa». Además, quiso precisar que «respecto al gasto sanitario, la situación en todas las comunidades autónomas es muy parecida».

La Sindicatura aconseja al Sespa entre las recomendaciones del informe que tenga en cuenta en sus asignaciones anuales «la deuda que de modo recurrente se va aplazando año a año, a fin de evitar los elevados gastos financieros derivados de los intereses de demora a los que debe hacer frente». También le pide que ajuste sus plantillas «a los límites establecidos en las leyes de presupuestos» y que proporcione los medios para efectuar «un mayor control de almacenes de farmacia hospitalaria».

En otra parte del informe, cuando entra a analizar al detalle los gastos en el Sespa, constata que «la evolución de un gasto sanitario desfasado respecto al presupuesto ha seguido una tendencia que no ha permitido en ningún ejercicio la absorción y desaparición de este fenómeno en las liquidaciones de las cuentas públicas desde 2002».