Oviedo, J. E. M.

La cúpula del PP en Asturias considera que el manifiesto de adhesión a la candidatura del ex vicepresidente del Gobierno con José María Aznar, Francisco Álvarez-Cascos, puesta en marcha por varios acólitos del ex ministro de Fomento, ha sido «un error». Ésa es, al menos, la impresión de varios dirigentes regionales cuya opinión fue pulsada ayer mismo por LA NUEVA ESPAÑA.

La argumentación es sencilla. «La recogida de firmas se ha situado al margen de los cauces ordinarios que siguen estas cosas en el partido; y no sólo eso, sino que ha evidenciado que la propuesta de candidatura de Álvarez-Cascos, tal como ha sido planteada, ha quedado muy lejos de lograr la aclamación que deseaba», explicó uno de los dirigentes consultados. «Habría sido preferible pedírselo por aclamación que impulsar una campaña que causa división y nos retrotrae a la política de confrontación de los tiempos de Marqués», aseguran.

Otro miembro de la cúpula regional del PP tildó de «desacertada» la iniciativa de recogida de firmas «porque sólo ha contribuido a evidenciar ante la opinión pública una división en el partido». Quienes así se posicionan temen que la situación pueda acabar derivando en un enfrentamiento similar al que vivió la formación política en 1998 cuando el choque entre el mismo Francisco Álvarez-Cascos y el entonces presidente del Principado, Sergio Marqués, acabó desembocando en una grave fractura del partido, en la pérdida del Gobierno regional y en el nacimiento de una nueva fuerza política, URAS, integrada por antiguos afiliados y simpatizantes del PP. «Uno de los impulsores de URAS fue Luis Peláez, que ahora ha estado recogiendo firmas para Cascos», señalan.

«Habría sido mejor elegir a Cascos por aclamación que llevar el partido a la división», apunta un destacado líder del PP. Otro añade: «Los casquistas no podían pretender venir y que todos los demás se pusieran de rodillas o que se les sirviera en bandeja la cabeza de dirigentes que han alcanzado su puesto en congresos locales. Otra cosa habría sido que se hubiera contado con todo el mundo para hacer el mejor equipo con quien posiblemente sea el mejor candidato, Francisco Álvarez-Cascos; pero eso se logra desde la negociación, no desde la imposición; sumando, no restando». Las fuentes pulsadas ayer en el PP asturiano sostienen que el ideal habría sido lograr el mejor equipo encabezado por el mejor candidato, «porque unas elecciones no las gana una persona sola». «Iba todo bien, todo el mundo le había mostrado apoyo hasta ahora y, de repente, te encuentras con una recogida de firmas, en algunos casos, recogidas con presiones cercanas a la amenaza velada». En el PP se espera ahora que la situación se reconduzca y que los candidatos electorales se designen como mandan los estatutos, «que para algo están». Algunos dirigentes populares reclaman ahora tranquilidad.