Quiénes son esos dichosos inversores que castigan a unos u otros países, se alimentan de sus vísceras y ganan fortunas a costa de que se hundan? Sabemos, sí, que esos carniceros han aprendido a ganar más cuanto más baje la Bolsa, o se venga abajo el crédito de un país, pero la gente se pregunta por su cara, su club social, su religión, el colegio al que van sus hijos. Bien, pues «los inversores» puede ser cualquier persona que tenga cuatro euros ahorrados en un fondo de pensiones o de inversión. Si a esa persona se le pregunta si quiere morder la yugular a Grecia o Portugal, dirá, escandalizada, que no; pero otros lo harán por ella. En cuanto a esos «otros», suelen llevar vida honorable: buenos padres de familia que besan a los niños dormidos cuando llegan de su trabajo de servidores del sistema, o sea, de criados de Drácula. ¿Cuándo aprenderemos que lo que es perverso es el sistema?