Oviedo / Grado,

L. PALACIOS / L. VALDÉS

Los funcionarios de Justicia fichan por primera vez esta semana. El pasado lunes se pusieron en marcha las máquinas de control biométrico para controlar las horas de trabajo de los empleados, un sistema de reconocimiento de la huella del dedo que sólo se emplea en los juzgados más grandes y que ya fue implantado en 2004 por el Ministerio de Justicia, pero que no había funcionado hasta ahora.

La sensación en los primeros días de funcionamiento de este control es, paradójicamente, de todo lo contrario. «Es un descontrol, porque para empezar a muchos funcionarios ni siquiera les tomaron las huella para identificarlos», denuncian los sindicatos.

En principio, los funcionarios aseguran que no les molesta que se controlen sus horas de trabajo «porque somos personal público y conocemos muy bien nuestras obligaciones», apunta José María Alejo, del Sindicato de Trabajadores de la Administración de Justicia (STAJ). Pero lo que sí ha levantado ampollas es el hecho de que «se empleen los recursos económicos en estas cosas y las vacantes por bajas estén sin cubrir durante una media de tres meses», denuncia Alejo.

El control por huella dactilar sólo se emplea en los juzgados grandes. En el caso de los que sólo cuentan con una sala, el control del trabajo se lleva a cabo con un sistema denominado «web time», que aún no se ha instalado y que se activaría automáticamente cuando el funcionario enciende su ordenador. En los juzgados de paz, el método para fichar será el del tradicional parte de firmas. Por ahora, el control de la huella no funciona demasiado bien, y las colas por la mañana son una constante.