Oviedo, Marta PÉREZ

Ir al colegio vestido de uniforme puede dejar de ser algo exclusivo de los centros privados. Tres colegios públicos asturianos han acordado que los alumnos acudan uniformados a las aulas. Igualdad (esconde las diferencias sociales), economía (las familias se gastan cuatro veces menos en la ropa del curso escolar) y comodidad (evita el mareo de cabeza que supone decidir cada mañana cómo vestir al niño) son los tres argumentos que esgrimen los padres de los colegios Peña Tu, de Llanes -que implantó la medida hace tres años-; Reconquista, de Cangas de Onís, y Gesta II, de Oviedo, que comenzarán a aplicarla el curso que viene. No son los primeros. Madrid y Valencia son las autonomías que cuentan con un mayor número de colegios públicos con uniforme.

l El proceso. Fueron los padres de estos colegios públicos quienes promovieron el uso del uniforme. El proceso se inició con una propuesta de un grupo de padres a la Asociación de Madres y Padres (AMPA), que realizó un sondeo entre las familias sobre la propuesta. En Llanes se aprobó con una mayoría ajustada, mientras que en Cangas y Oviedo la medida contó con un amplio respaldo del colectivo paterno. Una vez consensuada, la decisión se lleva al Consejo Escolar. El uniforme en los colegios concertados tampoco es obligatorio, aunque como se trata de una tradición más arraigada, suelen ser contados los casos de padres que optan por enviar a sus hijos sin el uniforme.

l Ventajas e inconvenientes. «Los que nos critican hablan de que es una medida vinculada a la disciplina y a la identidad. Pero en las familias se ve de un modo mucho más sencillo: economía y comodidad», explica el presidente de la Asociación de Padres del Colegio Reconquista de Cangas de Onís, Salvador Barreiro. La misma lectura de la medida realizan las familias de la Gesta II: «Los padres buscan la comodidad. El uniforme es más funcional», explica el presidente de la AMPA, Miguel Sanz. «Te evita el levantarte por la mañana y tener que ponerte a buscar con qué combino esta falda o este pantalón», sostiene. Emilia Rodriga, ex secretaria de la AMPA de Llanes, que impulsó la medida en este colegio, añade un argumento más: fomenta la igualdad entre los escolares. «Los niños de ahora ya van al colegio uniformados a su manera, con sus chándales del Real Madrid o con sus marquitas. Cuando empezamos nos llamaron de todo, conservadores, fachas... y los que nos criticaron fueron los primeros en comprar el uniforme. Es un tema de igualdad», cuenta. La misma opinión comparte la actual presidenta de la AMPA del Peña Tu de Llanes, María Elena Álvarez: «Me parece que iguala a los niños. Así no hay diferencias», explica.

l El coste. El uniforme de Cangas les ha salido a los padres muy apañado. Por 35 euros el alumno se compra un pantalón o falda (las niñas pueden elegir si llevan pantalón o falda), un polo y un jersey. El chándal para gimnasia cuesta 30 euros. Salvador Barreiro calcula un gasto por curso de 200 euros, incluyendo prendas de reserva en función de «lo traste que sea el niño». Los representantes de asociaciones de padres consultados coinciden en señalar que si los niños van vestidos de calle el coste en ropa por curso puede multiplicarse hasta por cuatro. «Con dos uniformes y un chándal con dos pantalones resuelves el curso. Es más barato porque por mucho que quieras estirarlo si no hay uniforme cada semana llevan tres o cuatro modelitos más el chándal. Se ahorra mucho dinero», cuenta María Elena Álvarez. «Mi hija lleva con la misma falda del uniforme tres cursos. Haces una inversión al principio y luego ahorras», dice Emilia Rodriga. Las asociaciones de padres no se ponen de acuerdo a la hora de diagnosticar si la recesión ha tenido que ver optar por el uniforme. «En Llanes empezamos antes de la crisis, fue una propuesta espontánea de los padres», concreta Rodriga. En Oviedo creen que la comodidad pesa más que el argumento económico y en Cangas de Onís opinan que influyen estos dos últimos argumentos por igual.

l ¿Está de moda el uniforme? Hace un par de años la Federación de Asociaciones de Madres y Padres Miguel Virgós se puso en contacto con la Consejería de Educación para que fomentase el uso de los uniformes en los colegios públicos. El Principado dejó la decisión en manos de los consejos escolares. «No se puede imponer nada. Si el Consejo Escolar decide poner los uniformes es un criterio que habrá que respetar. Así funciona en Asturias», explica el presidente de la federación, Jesús Antonio Fernández Corrales. «No creo que se esté poniendo de moda ni que sea algo singular, sino una opción más», señala. «Lo que sirve para el Colegio de Cangas o el de Oviedo, a lo mejor no sirve para otros», asegura. «Pero siempre tiene que ser algo voluntario, no se puede regular todo, porque convertiríamos los colegios e institutos en lugares con demasiadas normas. Hay que dejar un margen a la libertad», sostiene.

El sociólogo Servando Cano cree que las familias se decantan por el uniforme por economía. Pero él va más allá en su reflexión. «Hubo una época en que el uniforme estuvo mal visto, era una imagen de rebaño, y se pensaba que despersonalizaba», relata. «Pero ahora, al quitar el uniforme, la forma de vestir se ha convertido de la mano de las marcas en un hecho de diferenciación social y en un factor de posición social», explica. «Esto ha introducido en el espacio escolar una cierta distancia social entre los alumnos, que repercute en sus formas de relación y agrupación. Así que a la vez que diferenciaba socialmente, modelaba las relaciones sociales dentro del colegio». Para Cano el aula debe ser «un espacio de igualdad» por lo que defiende el uniforme como «un gesto a través del cual se haga visible la igualdad y más hoy día, en que la distancia social es más visible».