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-¿Cuáles son las características de la sociedad ovetense?

-Hay un dato de estos alcaldes ovetenses de las grandes familias: su preocupación era el tono de Oviedo. A la entrada de la ciudad por la carretera de Gijón se colocó un cartel que decía: «Oviedo, ciudad moderna y monumental. Atención a las señales de tráfico». No recuerdo exactamente si fue en la época de Valentín Masip, pero lo que sí puedo asegurar es que Masip me puso una multa por ir en mangas de camisa. Había una ordenanza en Oviedo sobre comportamiento cívico, con normas de buen vestir. Era una ordenanza de la inmediata posguerra, vigente, pero de la que nadie se acordaba. Un día de verano alguien viene a contarnos al periódico que la Policía municipal anda llamando la atención a personas con apariencia burguesa que llevaban la chaqueta en la mano. Entonces, bajamos a provocar por el parque de San Francisco Manolo Avello, Luis Alberto Cepeda y yo. Ellos iban de testigos y yo era el provocador. Quité la chaqueta y subí las mangas. Nada mas desembocar en la Escandalera, un guardia, que me conocía, me dice: «Tiene usted que bajar las mangas y poner la chaqueta». «¿Por qué». «Hay una orden de la Alcaldía». «No me apetece hacerlo». «¡Ah, pues tengo que ponerle una multa». «Pues póngame una multa». Era lo que buscábamos, la papela de la multa. Era por alterar la convivencia ciudadana. Pero cuando ya teníamos la información preparada en el periódico, por la noche llama el alcalde Masip para dar explicaciones. «Hombre, ha sido un error». No salió la noticia.

-¿Qué significado tiene que la esposa de Franco, Carmen Polo, sea ovetense?

-Significó mucho beneficio para la ciudad. Gracias a la mujer de Franco y al rector Sendín Oviedo conservó la Universidad. Franco quería llevarla para Santander; está documentado y tuvo influencia su esposa, y sobre todo Gendín. En torno a Carmen Polo, como estaba emparentada y era amiga de todas las grandes familias, se formó una especie de corte y era un espectáculo cada vez que venía a Oviedo. Hay una anécdota genial de doña Carmen con los periodistas. Éstos tomaban tintos en Casa Tuto, en la calle de San Francisco. Un día estaban esperando a que ella llegara al hotel Principado. Luis Puente estaba por LA NUEVA ESPAÑA y el alcalde Alonso de Nora le dice a doña Carmen: «Quieren saludarle los chicos de la prensa». «Muy bien, muy bien». Puente iba con un puro de perrona y le da la mano a ella con este puro en la mano. Y cuando De Nora vuelve a decir que «son los chicos de la prensa», Puente replica: «Nada, eso era antes; ahora mándanos cualquier chepu».