Oviedo, J. E. M.

El respaldo logrado por el manifiesto de apoyo a la candidatura de Francisco Álvarez-Cascos no es tan amplio como aseguran los casquistas, sostienen fuentes del PP. Según estas mismas fuentes, hay al menos «cerca de quince firmas» presentadas para justificar el respaldo de otras tantas juntas locales que no se corresponden con los presidentes de la junta cuyo apoyo se pretende acreditar.

Los casquistas aseguraron en su día que contaban con el apoyo de 63 de las 78 juntas locales del PP en Asturias, lo que constituye el 80,7 por ciento de las agrupaciones municipales. En el partido se rebaja ahora este apoyo a poco más del 50 por ciento de las juntas y a bastante menos de la mitad de los militantes.

¿Las razones? Quienes hacen este cálculo restan las quince firmas que no se corresponden con los presidentes locales -«hay firmas, incluso, de gente que está expulsada del partido»- y aseguran que «podrían descontarse varias más de dirigentes que han notificado que firmaron porque el manifiesto se les presentó como algo consensuado en el seno del partido». Al parecer, varios alcaldes habrían transmitido también este posicionamiento a algunos miembros de la dirección popular desmarcándose del respaldo a Cascos y ciñéndose al modelo de designación de candidato que marcan los estatutos.

Tras estos descartes, explican fuentes del Partido Popular en Asturias, el apoyo al manifiesto casquista «no llegaría ni al 50 por ciento de la militancia». Aunque los casquistas sumaran entre el 50 y el 60 por ciento de las juntas, el hecho de que algunas de las más importantes de la región no hayan firmado inicialmente, que otras hayan suscrito el manifiesto a través de personas que no las presiden y varias de las firmantes se hayan desmarcado del documento hacen que el respaldo final en la militancia sea bastante más reducido.

Entre las no firmantes figuran juntas como Gijón, Avilés, Mieres, San Martín del Rey Aurelio, Aller, Lena, Navia, El Franco, Vegadeo, Tineo, Pravia, Parres y Colunga. Sólo éstas superarían el 40 por ciento de la militancia. A ellas hay que sumar las firmadas de forma irregular.