Aunque en el billete aparezca Washington, el dólar tiene hoy, en marca invisible, la imagen de Obama, un líder carismático y duro, capaz de enfrentarse a cualquier poder, de jugar fuerte y de tomar medidas. ¿Quién aparece, en esa marca invisible, en los billetes de euro? Nadie. Si el euro, a pesar del repunte de ayer, viene cayendo respecto al dólar, no es debido al rescate griego, ni a la crisis fiscal en la «eurozona», ni al activismo carroñero de los especuladores, sino al vacío en el despacho del poder europeo. El dinero es canalla, pero no imbécil, y sabe que un barco, por grande y lujoso que sea, está expuesto a todos los peligros de la navegación si en el puente de mando no hay un capitán, y un piloto llevando el timón. El absentismo político de Europa, la falta de un poder ejecutivo legitimado por la voluntad popular de los europeos, es el más nocivo déficit público.