Oviedo, J. E. M.

Las obras salen de cuentas en el calendario electoral y el ajuste, que conllevará nuevos retrasos, como confirmó José Blanco, deja las tijeras huérfanas de cintas inaugurales y únicamente útiles para aplicarse a destajo en el recorte presupuestario. Dice Fomento que lo ejecutará, el recorte, «con bisturí» para no hacer demasiado daño y salvar todo lo que sea salvable. La oposición calcula que será con «motosierra» por el tamaño de la poda, más de seis mil millones de euros sólo en infraestructuras. De una u otra forma, sea cual sea el instrumental, quirúrgico o agrario, todo indica que el PSOE no podrá rentabilizar las «deseadas» inauguraciones que todo político ansía de cara a la dura carrera electoral.

La marcha de los proyectos parecía indicar, hasta hace pocos días, que obras como la autovía del Cantábrico, la autovía de La Espina, la «Y» de Bimenes, el corredor del Aller, el Hospital Universitario Central de Asturias o el centro cultural Oscar Niemeyer se estaban ralentizando para que su finalización y consiguiente inauguración coincidieran con la precampaña electoral, que por otra parte ya parece haber dado comienzo. Los plazos oficiales señalados para la finalización de los proyectos, al menos los que se manejaban hace tan sólo un trimestre, indicaban que buena parte de las grandes obras que actualmente se encuentran iniciadas en Asturias concluirían en el entorno de mayo de 2011. Ahora, casi nadie en el PSOE se atreve a dar fechas hasta conocer como afectará el recorte a las inversiones regionales (en sus dos vertientes, las regionales porque dependen del Gobierno regional y las regionales por localizadas en la región pero que dependen de la administración central) y como trastoca «la reprogramación y ralentización» el calendario inaugural. La situación es tan grave que los retrasos se ven incluso, según fuentes socialistas, como «un mal menor» ante la posibilidad de que el tajonazo pudiera llevarse por delante de forma definitiva alguna de las obras.

La situación es tal que podría darse el caso de que ni siquiera el enlace entre las autovías Oviedo-Villaviciosa y la Mieres-Gijón en Mudarri, en el concejo de Siero, concluya antes de un año. El proyecto suma alrededor de ocho meses de parón y varios más en los que la actividad se mantuvo en niveles mínimos, algo que fue denunciado incluso por la patronal del transporte. Otra obra: en la autovía del Cantábrico, las previsiones indicaban que los tramos irían entrando en servicio, poco a poco, a lo largo del año 2011. Ahora, Fomento no descarta ralentizaciones, que podrían llevar la inauguración más allá de mayo de ese año, pese a que considera «absolutamente prioritario» un proyecto que acumula décadas de retraso. Mientras, en la autovía de La Espina, concretamente en su tramo Dóriga-Cornellana, suceden tres cuartas partes de lo mismo. Aquí, el ajuste ha llegado para sumarse a los problemas geológicos que hasta ahora han venido justificando los retrasos que sufre el proyecto. Los tramos pendientes son Salas-La Espina, Cornellana-Salas, Doriga-Cornellana y Grado-Doriga. Junto a estos proyectos: la «Y» de Bimenes, donde queda por concretar como le afectan las medidas de ahorro impuestas por la Unión Europa (la obra se costea con fondos mineros), y el Corredor del Aller también corren serio riesgo de verse de nuevo envueltos en demoradas.

La misma suerte espera al Hospital Universitario Central, cuya finalización ya se ha anunciado para mediados del año 2011 tras ampliarse la inversión por un nuevo sobrecoste, y resta comprobar que sucede con el centro cultural Niemeyer, una de las obras fetiche de Vicente Álvarez Areces, cuyo final se estaba anunciado para justo antes de las elecciones. Dadas las circunstancias y a falta de concretar el efecto que tiene la poda presupuestaria en cada proyecto, «para ver realmente lo que se puede acabar», parece difícil no obstante que el PSOE pueda llevar a cabo un calendario de inauguraciones coincidiendo con la pelea electoral. «Lo importante es evitar que las obras se paren no pensar ahora en el impacto electoral que pueda tener su retraso, no es momento de medir los efectos del recorte presupuestario en términos electorales», señalan fuentes socialistas. Otra cosa será el efecto que pueda tener en las urnas dejar de ver a los dirigentes socialistas cortando cintas y pasar a contemplar, quizás, a los líderes populares fotografiándose ante los trabajos para evidenciar los incumplimientos de calendario. Aquel deseo del Gobierno regional, cuando se anunció el primer recorte de 149 millones, de centrar la inversión en acabar las obras que ya están en marcha lleva camino de convertirse en sólo eso, un deseo. Más a largo plazo, el PSOE ha dejado de pensar incluso en la alta velocidad Lena-Gijón para defender con uñas y dientes la finalización, sin grandes demoras, de la Variante de Pajares.