Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

Las tres grandes obras de infraestructuras en marcha en Asturias parecen a salvo de la tijera que afila José Blanco. Salvo sorpresa, y de acuerdo a los criterios expresados por el ministro de Fomento el miércoles, la variante de Pajares, la Autovía del Cantábrico y la autovía de Grado a La Espina tienen la ejecución asegurada, gracias a su avanzado estado y a que están contratadas en su integridad. Todo lo más, estas actuaciones podrían verse afectadas por los retrasos medios de un año en la obra pública anunciados por Blanco, lo que demoraría la inauguración de las dos autovías hasta 2012 y la apertura de la caja de la vía de Pajares a 2013.

De acuerdo a la «doctrina Blanco», el resto de proyectos asturianos, salvo la instalación de vías y catenarias en la Variante, corre serio riesgo de perpetuarse en el tiempo o de entrar en esa vía muerta en la que ya está el AVE del Cantábrico. Según ha indicado el Ministro, las únicas obras que podrán iniciarse con normalidad en los dos próximos años serán las que se financien con cargo al plan extraordinario público-privado de inversiones, dotado con 17.000 millones de euros. Condición indispensable para entrar en este programa es que los proyectos estén lo suficientemente maduros como para que se puedan licitar y entrar en ejecución casi de inmediato.

Se trata de unas condiciones que, en Asturias, únicamente cumple el equipamiento de la Variante. Y es que, según los responsables del Adif, la actuación estará lista para salir a licitación antes de que concluya el presente año.

El futuro del resto de los proyectos asturianos depende de la reprogramación de Fomento, que tendrá en cuenta la necesidad y viabilidad económica de cada obra para decidir qué actuaciones caen y cuáles siguen adelante, aunque sea con modificaciones a la baja. Las obras previstas en la región a las que se les vislumbra un panorama más oscuro son la vía rápida de La Espina a Ponferrada y el túnel del Fitu, entre Parres y Colunga. Además, de acuerdo a lo expuesto por Blanco, podrían sufrir retrasos importantes la erradicación de la barrera ferroviaria de Avilés, la ampliación de la «Y», los accesos a Parque Principado o el metrotrén de Gijón. Las inversiones en el aeropuerto no se verán afectadas, ya que Aena no computa en déficit público.